Respecto a la nutrición, hay algunos puntos en los que aún no hay acuerdo, como el consumo de leche, carne, alcohol (moderado), transgénicos, comida orgánica… Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que hay hábitos alimenticios que son absolutamente nocivos. Abusar de las grasas animales, comida preparada, cafeína y alcohol en exceso, comida rápida, potenciadores de sabor, etc., está claro que es un hábito nocivo. No obstante, vemos cómo la diabetes o la obesidad van aumentando en las sociedades supuestamente avanzadas.
Si hablamos de actividad física, nadie duda que realizar la adecuada para cada persona diariamente es algo tremendamente positivo. Simplemente caminar media hora al día provoca un cambio y un aumento de la calidad (y cantidad) de vida notable. Pero muchísimas personas pasan prácticamente todo el día sentadas en oficinas, medios de transporte, casa, parques, etc. Para muchos, el único ejercicio diario es mover los dedos por la pantalla del teléfono móvil. Problemas de articulaciones, osteoporosis o falta de capacidad de esfuerzo y pulmonar son males normales hoy en día. El sedentarismo es una auténtica plaga.
En cuanto al cuidado de nuestra mente, también hay pocas dudas hoy en día de que nuestro cerebro y nuestra mente necesitan de ejercicio al igual que nuestro cuerpo. No debemos dejar que nuestros pensamientos estén a merced de las circunstancias, especialmente cuando la mayoría de los impactos que tenemos son negativos, o al menos no están destinados a hacernos crecer y sentirnos bien. Los medios de comunicación sólo quieren tener audiencia. Los políticos, vendernos sus programas. Mucha música, cine literatura o ¡influencers! lanzan un mensaje degradante sin importar la influencia negativa en sus seguidores, especialmente los jóvenes.
Entonces, si en tantas cosas estamos de acuerdo, ¿por qué caemos en ellas? Pues, sencillamente, porque somos cómodos y esclavos de nuestros hábitos. El 99% de lo que hacemos cada día sucede de forma más o menos automática. Y eso no es malo. No podríamos respirar, andar, conducir o realizar miles de tareas cotidianas si tuviéramos que pensar en ellas. El problema es qué hay muchos más hábitos instaurados que nos están haciendo daño. El hábito de lavarse los dientes es bueno. El de pasar horas delante de la televisión viendo programas basura, no. Abusar de Mc.Donalds, Burguer King o similares o comprar comida precocinada es cómodo. nunca tenemos tiempo para dedicar unos minutos diarios al cultivo de nuestra mente porque la vida moderna está llena de estímulos:redes sociales, TV, … Sin embargo, si instauramos nuevos hábitos, luego no nos costaría esfuerzo seguirlos.
Por eso, la propuesta es que trabajes en tus hábitos. Analiza cuáles tienes y qué efecto tienen sobre ti. Descubrirás que pasas mucho más tiempo del que crees en acciones nada productivas o perjudiciales para ti. Así que plantéate ir cambiando poco a poco esos hábitos, comenzando por los que creas que tienen un peor impacto.
Ojo, no pretendas ahora cambiar de la noche a la mañana toda tu forma de vida. No quieras dejar de fumar, abandonar la comida rápida y salir a correr todos los días de golpe si nunca lo has hecho. Pero no caigas en la tentacioń de decir mañana empiezo, Empieza hoy con una acción que te ayude a mejorar. No queremos decirte qué debes comer, que actividad física debes realizar o de qué manera debes cultivar tu mente, pero lo que sí te decimos (¡y te insistimos!) es que debes ser consciente de ello y comenzar a mejorar.
Cuando ves a otras personas que están más sanas, más felices, no te escudes en que sus circunstancias son mejores que las tuyas y piensa qué puedes hacer tú hoy para comenzar a cambiar algunos hábitos.
Merecerá la pena.