Hoy en día es algo común cuando una pareja atraviesa una fuerte crisis y no quiere separarse porque aún les une el amor, una de las opciones más eficaces para salvar la relación podría ser asistir a terapia de pareja.
Cada vez son más las personas que recurren a ella, sin embargo, sentimientos como el miedo, la vergüenza o el escepticismo provocan que muchas parejas no se atrevan a hacerlo.
Si estás viviendo un mal momento con tu pareja, estas señales pueden servirte de gran utilidad para saber si realmente necesitas ayuda de algún profesional:
- Discuten a menudo y los reproches y comentarios ofensivos se repiten con frecuencia.
- Pasan mucho tiempo separados y no comparten aficiones.
- Muestran apatía y desinterés hacia la relación. Las relaciones sexuales son cada vez más espaciadas en el tiempo y menos buscada por ambos.
- Viven cambios en la vida a los que no se adaptan (problemas económicos, pérdida de empleo, emancipación de los hijos...).
- Ha existido alguna infidelidad o celos infundados en alguno de los dos.
Es necesario que ambos acudan a las sesiones de terapia, aunque no imprescindible. Si un único miembro decide asistir la efectividad disminuye, pero en ocasiones es suficiente para avivar y salvar la relación.
En estas sesiones, por lo general, el terapeuta prefiere ver a la pareja en un primer momento juntos y después por separado. Tras una breve cuestionario para analizar la causa de los problemas, propondrá la terapia que considere más adecuada según la situación, de la que hará un seguimiento personalizado periódicamente. A esta terapia en conjunto se puede añadir una individual si fuera necesario.
No tengas miedo a pedir ayuda, este tipo de terapias son efectivas en un 80% de los casos.
¿Has recurrido alguna vez a una? ¿Conoces a alguien que lo haya hecho? Cuéntanos la experiencia.
Fuente: Saber Vivir