Aunque no solemos darle la suficiente importancia, es necesario aprender a escuchar a nuestro cuerpo, es decir, escuchar el lenguaje psicosomático. En ocasiones hablamos de nuestros problemas físicos describiendo así nuestros problemas psicológicos. Con frecuencia la enfermedad expresa lo que realmente sentimos con las cosas que nos pasan a nuestro alrededor.
En estos casos el cuerpo tiene que experimentar lo que el individuo no asume con la mente.
Algunos ejemplos los encontraríamos cuando decimos: este tiene tan mal la vista que no ve las cosas claras o nos quedamos afónicos justo cuando deberíamos haber hablado… Puede que la persona que se arrancaría la piel lo haría para romper con todo lo que le envuelve, así que para dar a conocer este deseo, utiliza el símbolo de la erupción. Con la erupción al fin se puede expresar esa necesidad: me arrancaría la piel”. De hecho de esta forma tendrá que ir al médico y puede que al fin alguien la escuche.
Un buen ejemplo y muy común, son los resfriados. A veces ocurre que estamos “hasta las narices” de trabajar y nos sentimos cansados, y sorprendentemente nos resfriamos, ¡ya tenemos la excusa para poder descansar!.
Lógicamente, para poder entrar en el mundo del simbolismo, tenemos que dejar atrás el pensamiento analítico y racional, abrir nuestra mente y autoobservarnos.
En este artículo abordaré el simbolismo de dos enfermedades frecuentes y lanzaré algunas preguntas que podemos hacernos en caso de padercerlas.
Simbolismo de las enfermedades cardiacas
Existen dos variantes muy claras. La conducta del hipotenso y la del hipertenso.
En el caso del primero, la persona se suele evadir por falta de ánimo o valor, utilizando su enfermedad como pretexto de su propia pasividad. Un buen ejemplo sería: estoy muy mareado, mejor hazlo tú, evitando así cualquier acción que resulte difícil de abordar.
El caso del hipertenso es bien diferente. L a persona hipertensa suele mantenerse siempre al borde del conflicto, pero sin aportar soluciones. El aumento de la presión arterial sería la ayuda que el cuerpo nos da para afrontar con energía las tareas a realizar. Normalmente si esto ocurre, y resolvemos el conflicto, la presión vuelve a su sitio, pero en el caso contrario, toda esa energía se derrocha en el mundo exterior, distrayéndose así mismo y a los demás, pero sin resolver el verdadero conflicto que se la provoca.
El corazón estaría unido al sentimiento, como por ejemplo cuando utilizamos frases como: tiene un gran corazón, es blando de corazón…Parece que lo que hace que el corazón pierda su ritmo son los sentimientos. Se diría que aquellas personas que no se dejan alterar por las emociones y se aferran a la razón y las normas, son las que consiguen que el sentimiento pase directamente a un plano somático, produciéndose así importantes trastornos cardiacos.
Preguntarnos sobre nuestro equilibrio entre cabeza y corazón, entendimiento y sentimiento, no nos iría nada mal de vez en cuando, al igual que observar si dejamos a nuestros sentimientos espacio suficiente y los exteriorizamos. Un consejo; de vez en cuando debemos de auscultarnos el corazón y oír si late al rimo adecuado, es decir, estaré expresando lo que realmente siento?.
Simbolismo de las enfermedades de la piel
Para que nos sirve la piel? La piel delimita y protege, significa contacto, expresión, sexualidad, respiración, exudación, termorregulación. La piel es nuestra frontera externa y a la vez nuestro contacto con el exterior, ya que así tocamos nuestro entorno. Sentimos lo que nos rodea y no podemos salir de ella. Toda perturbación de un proceso interno se ve reflejada en la piel, como por ejemplo las manchas, inflamación, los herpes…o puede romperse desde el exterior (una operación).
En ambos casos nuestra frontera es atacada y uno no siempre puede salvar el pellejo!, es decir solucionar sus problemas.
No es extraño observar personas que sufren importantes erupciones en la piel y que curiosamente también sufren importantes problemas para contactar con la gente. Incluso estos problemas se acentual cuando deben de realizar algún acto que implica dicha relación social. Otro caso frecuente, son los herpes en la boca, y de nuevo, es importante preguntarse, qué es aquello que no has dicho y te ha provocado una emoción negativa, o qué no has dicho que te has quedado afónico…
En el caso de la piel, son varias las preguntas que nos podemos realizar: me aislaré en exceso?, me da miedo contactar con la gente?, estaré reprimiendo mi rabia, ira, pasión, etc…?, qué me pica en realidad?
Como he dicho al principio el simbolismo de la enfermedad no es algo racional, cada uno puede darle una interpretación libre a las enfermedades que su cuerpo manifiesta, pero nunca debemos olvidarnos de ellas y si podemos, preguntémonos qué emociones pueden ocultarse tras ellas.
Georgina Trillas
Psicóloga-Homeópata
Centro Acumedic