Los síntomas más comunes de esta patología son:
- Ceguera nocturna: es el más típico y uno de los primeros en presentarse. Se caracteriza por una lenta capacidad para adaptarse a la oscuridad.
- Disminución del campo visual: se produce como consecuencia de la pérdida de visión desde la zona periférica a la zona central del ojo, lo que provoca que la persona se tropiece frecuentemente con los objetos que se encuentran a su alrededor.
- Disminución de la agudeza visual: no suele presentarse en pacientes que no hayan sufrido los síntomas descritos anteriormente.
- Problemas en la percepción de los colores: se presentan sólo en casos en que la enfermedad se encuentre muy avanzada, produciendo una alteración inespecífica de la visión de los colores, principalmente en el eje azul-amarillo.
- Fotopsias y deslumbramientos: los afectados creen ver luces pequeñas o flashes en la media periferia de su campo visual y necesitan del uso de gafas de sol adaptadas para protegerse de la luminosidad.
Imagen: MSVG/Flickr
A continuación paso a enumerar algunos consejos que recomiendan los especialistas a los afectados:
- Seguir una dieta adecuada.
- Practicar ejercicio en lugares con buena oxigenación.
- Utilizar gafas fabricadas específicamente para gente con esta patología y protegerse frente al sol con sombreros y viseras y, por supuesto, evitar exposiciones al sol durante un tiempo prolongado.
- Evitar el estrés y practicar alguna terapia de relajación.
- Realizarse la cirugía de catarata.
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Fuentes: Retinosispigmentaria.org y opticas.info.