Resiliencia: La gran desconocida
Ir a terapia psicológica ya no es ningún tabú. De hecho, hacerse cargo y responsabilizarse de la propia salud mental implica una decisión, compromiso y valentía dignos de admiración, que demuestran que la persona quiere coger el control de su propia vida. Con el auge y reconocimiento de la Psicología Positiva, el modelo de terapia orientado a intervenir para curar se ha complementado con uno dirigido a intervenir para fortalecer. Este último, no solo proporciona competencias y herramientas para el autocuidado, sino que ayuda a generar bienestar y previene futuras dificultades psicológicas (cognitivas, conductuales y emocionales). Y ahí es donde entra la resiliencia en el salud mental.
¿Qué es realmente la resiliencia?
El modelo positivo de psicoterapia recoge en numerosas investigaciones el concepto de resiliencia; una palabra que actualmente se aplica a diversos ámbitos y especialidades y que nos resulta cada vez más familiar.El término resiliencia deriva del latín resilio, resilire (volver atrás, volver de un salto, rebotar) y surge para describir la capacidad de un cuerpo sólido de recuperar su forma y tamaño originales, al dejar de ser sometido a la presión que lo deformaba.
Por tanto, lo que hace que sea un concepto muy interesante es la combinación de las capacidades de resistir y ser flexible al mismo tiempo. Y es por ello que, actualmente, podemos hablar de resiliencia desde distintos enfoques:
A nivel de naciones. Se utiliza para describir cómo se afrontan crisis como la de la COVID-19 desde el prisma político y social
En urbanismo. Para exponer la forma en que una ciudad puede sobreponerse a una catástrofe natural y al riesgo urbano.
En el ámbito empresarial. La resiliencia corporativa es un síntoma de capacidad de adaptación a un entorno organizativo cada vez más volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA).
Resiliencia en el ámbito de la salud
A pesar de su relevancia en el ámbito de la salud, no existe una definición de resiliencia aceptada de manera unánime. De acuerdo con distintos autores y autoras de bibliografía de referencia en psicología y psiquiatría, se habla de resiliencia desde tres vertientes relacionadas pero diferenciadas a la vez:Como proceso o capacidad básica de resistir. Abarca la forma en que la persona responde ante un suceso y el modo en que lo afronta de manera inmediata, gestionando la continuidad a corto plazo.
Como capacidad de recuperación, adaptación y vuelta al equilibrio inicial. Se deriva del trabajo que la persona hace sobre las circunstancias de contingencia, manteniendo las fortalezas personales y orientándose a alternativas que le permitan reponerse.
Como crecimiento tras un acontecimiento traumático. Logrado tras desarrollar pensamientos y conductas adaptativas que podrán servir de base ante futuros acontecimientos estresantes o adversos.
Se trata de una capacidad psicológica
De todo ello se deduce que la resiliencia, como cualquier otro constructo psicológico, es una capacidad que evoluciona y que varía dependiendo de muchos factores debido a que es multivariable. Podemos haber demostrado resiliencia en un punto de nuestra vida y no mostrarnos resilientes en otra etapa. Esto se relaciona en gran medida con el autoconocimiento y el autocuidado, dos aspectos de vital importancia para nuestra salud mental que podemos trabajar y desarrollar mediante terapia psicológica.Al fin y al cabo, la resiliencia es la capacidad de afrontamiento, recuperación y crecimiento ante crisis emocionales o hechos traumáticos y esto se consigue creando recursos psicológicos que nos hagan salir fortalecidos y poder alcanzar un estado de estabilidad emocional y calma mental.
¿Cómo es una persona resiliente?
Las personas resilientes centran su proyección hacia adelante para conseguir los objetivos que se proponen. Tienen un nivel elevado de confianza en sí mismas y confían en que pueden hacer lo que se propongan. Si finalmente este propósito no se cumple, tienen la capacidad de no frustrarse y seguir luchando día a día por nuevos objetivos y motivaciones.
Son personas que han desarrollado capacidades como la constancia y la perseverancia, cualidades clave para perseguir sus objetivos.
Se adaptan a situaciones adversas buscando salidas de forma proactiva.
Son personas con un alto nivel de flexibilidad, lo que les permite actuar en función de la situación, adaptándose así a las adversidades y aceptándolas como algo que forma parte de la vida.
Cuando una persona utiliza herramientas y estrategias para afrontar las dificultades que se presentan en su camino, las acaba interiorizando y convirtiendo en recursos adquiridos que le harán sentir que puede superar mayores retos cada vez. Para lograr esto, resulta clave aprender a conocernos y entrenar las propias capacidades, siendo especialmente recomendable contar con el asesoramiento de expertos.
¿Soy una persona resiliente?
Desde el Instituto Español de Resiliencia han elaborado una Escala de Resiliencia de 50 ítems que, basándose en las 10 dimensiones específicas de la resiliencia, mide el nivel de vulnerabilidad personal y señala qué áreas deberíamos reforzar. ¿Te atreves a conocerte mejor?5/5 - (1 voto)