A tu lado te miran raro. Empiezas a sonreír. Te cuentan la última tontería que han visto en la televisión para intentar apagar sus malos momentos. Te la cuentan para que les digas que sí que sí, que vaya mierda de mundo de tenemos. Que todo es un desastre y que de esta no nos saca nadie. Que ya no hay nada que hacer (glup!).
Pero no, afortunadamente no veo la televisión, y prefiero usar mis neuronas para bailar. Así que no le doy importancia a las tonterías que me dicen. Quizás es una falta de empatía, pero me disgusta ver la basura que meten a la gente, muchas veces por algunos líderes del mundo. El que una persona sea famosa o importante a mí no me asegura que sea de mi interés.
Entonces viene el problema, porque sonríes y no te amargas por las cosas que te cuentan de los demás. Así que te miran y te intentan hacer culpable de la mayor tontería que se les ocurra. Le vuelves a sonreír, porque no te queda otra. Le dices que no hay que sacar punta y que no se compliquen la vida. Les da igual, aunque saben que no deben hacerlo, lo van a seguir haciendo. Prefieren decirte alguna tontería a la cara y darse media vuelta. Total, ellos quieren tener razón.
Es así, me guste o no. Antes me preocupaba mucho por la falta de consciencia de la gente, la capacidad de muchos de llamar problema a que se les rompa una uña mientras que no ven que alguien les ha robado el dinero que les quedaba. Cada uno crea los problemas que quiere y se rodea de toda la gente que le alimentará esos problemas.
Abres tu mente, te enfadas. Pero no sirve para nada. Al final hay que recurrir a una cosa muy importante: el respeto. Hay que respetar que hay gente tóxica, gente retrasada, gente mala. Y simplemente juntarse con personas que nos creen una relación sana. Sí, sana con nosotros, porque con otros puede que tóxica.
Hola, hola, hola, ¿qué me estás diciendo? ¿Qué estoy mal o que están mal mis amistades? No, no, quizás no me expliqué. Todos estamos locos, pero locos de rematar. Si estuviéramos cuerdos, y tuviéramos coherencia de verdad, se nos caería el mundo encima. ¿Consumir productos que hayan sido fabricados en países donde explotan a personas? ¿Utilizar vías públicas que muy probablemente han sido construidas amañadas con muchas comisiones ilegales? ¿Comer cosas que sabemos insanas pero que nos hacen sentir felices? No, no, Pedro, es no es estar locos, eso es la vida.
Y lo vuelven a hacer, se autoengañan de que son felices. Y se vuelven a autoengañar. Todos en mayor o menor medida hacemos locuras. Otra cosa es que se acepten. Eso amigos míos sí que es complicado en esta sociedad moderna… aceptar que cometemos errores y que son parte de nuestra vida. No, no, no, la gente prefiere echar la culpa a los demás. Así es como educan a los cobardes e incompetentes. Huyen de la realidad y viven en su mundo burbuja.
A mí ya no me importa. A mí me da coherencia ser como soy: decir lo que pienso y siento, y hacer lo que digo.
La pena es que cuando me hablaron del cielo y del infierno me lo contaron como sitios a los que te podían mandar si te portabas mal. Lo que no me contaron es el que hay gente que son un infierno y gente que son un cielo. Tampoco me enseñaron a juntarme con las personas maravillosas, y creo que inconscientemente la vida me ha ido poniendo el infierno en mis narices.
Lo cierto es que no tengo que morirme para llegar al cielo. Ni siquiera idealizar en saber si existe el cielo o el infierno. Tan sólo tengo que despertarme mañana y empezar a hablar con algunas personas, muchas de ellas ya están en el infierno. Y cuando ven el cielo en el que vivo… ahí es cuando viene la sonrisa.
Y así consigues acostarte auténtico.
Disfruta este video donde explico mis mejores reflexiones sobre la felicidad
Ver en YouTube
SPOILER (lo puedes ignorar o simplemente hacerle click): DinoRANK te desplaza y Enlazalia te enlaza
Además de las reflexiones de te recomiendo...
Mejores Reflexiones de Motivación Y Frases de la Vida
Emprender con la disciplina del COACHING
Lo mejor en Liderazgo Transformacional