Lo que está claro es que ya no tenemos un único modelo de familia. “Que un niño tenga dos madres, dos padres o sólo a su madre puede chocar, pero en la sociedad en la que vivimos, al final, cada familia pasa a ser única y lo más importante es el cariño y la confianza que se ofrece a los hijos”, apunta la Dra. Vicenta Giménez, miembro del Grupo de Interés de Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
Dentro de los nuevos modelos de familia, cobran una especial importancia las mujeres que deciden ser madres en solitario, es decir, las familias monoparentales. ¿Por qué ha emergido con tanta fuerza este nuevo modelo en los últimos años? Los especialistas lo tienen claro: “el acceso cada vez mayor de la mujer a la educación superior y, en consecuencia, a un desarrollo profesional, y el hecho de no haber encontrado entre tanto la pareja con la que poder desarrollar un proyecto familiar”, comenta la Dra. Giménez. Así, estas mujeres llegan a una edad en la que ya están al límite de su edad fértil y tienen una situación económica que les permite sostener una familia y deciden recurrir a los tratamientos de reproducción asistida (TRA), aunque también hay casos (aunque son una minoría) de mujeres jóvenes que están convencidas de ser madres y no esperan a tener una pareja para serlo.
La principal diferencia de una familia monoparental frente a una familia heterosexual que acude a los TRA es la carga emocional para afrontar el tratamiento. Tal y como explica la Dra. Giménez: “las parejas heterosexuales que acaban recurriendo a la reproducción asistida llegan a la clínica con un nivel de ansiedad, estrés y tristeza importante tras haber estado intentando ser padres de forma natural. Sin embargo, una mujer soltera ya asume, de inicio, que tiene que recurrir a los TRA para ser madre y cuando llega a la clínica lo hace cargada de ilusión, alegría, esperanza… porque de entrada no tiene ningún problema reproductivo”. Eso sí, ante el fracaso del tratamiento los especialistas reconocen que no hay diferencia entre los distintos modelos familiares: todos ellos necesitan ayuda para superarlo y afrontar un nuevo tratamiento, aunque “quizá la ventaja de las parejas, sean del tipo que sean, es que hay dos personas apoyándose mutuamente para aceptar tanto el hecho de que va a venir un hijo como el hecho de que no lo puedan tener o haya fracasado el tratamiento. Las mujeres solteras, no tienen ese apoyo fundamental, aunque tengan el de sus seres queridos”, apunta el Dr. Alfonso de la Fuente, responsable del Grupo de Ética y Buena Práctica Clínica de la SEF.
Según los especialistas, recurrir a la reproducción asistida sigue siendo un tabú pero, contra pronóstico, lo es en las consideradas parejas tradicionales, es decir, en las heterosexuales. “En el caso de las parejas homosexuales o de las madres solteras es evidente que van a tener hijos recurriendo a técnicas de reproducción asistida. Sin embargo, las parejas heterosexuales lo tienen más complicado porque pueden tener un hijo gracias a las técnicas de reproducción asistida y mantener este hecho en total secreto”, explica la Dra. Giménez.
¿Qué opináis de estos nuevos modelos de familia? ¿Comprendéis que se lleve en secreto los tratamientos de reproducción asistida? ¿Habéis pensado alguna vez recurrir a ellos?