Nuestra vida es para algo importante, así lo creo, y te vas dando más cuenta cuantos más años vas cumpliendo.
Todos hemos vivido y vivimos experiencias que pueden aportar mucho valor a otros que pueden vivir situaciones parecidas. Por eso, hace años que vengo publicando artículos en mi blog: El podio de los triunfadores, que en la mayoría son fruto de vivencias que de una u otra manera han llegado a mí y me han aportado algo que me invitaba a compartir con los demás.
En mis muchos años, la familia, el trabajo y la fe, han dejado una profunda huella en mi interior que sentía la necesidad de compartirla con todos. Son la parte más importante de mi felicidad y la de muchos que se han cruzado en mi camino y me han hecho comprender lo que no comprendía, disfrutar lo que no disfrutaba y transmitir aquello que creía que solo me interesaba a mí y no tenía o no iba a tener ningún sentido para los demás.
Me encanta hablar de la familia, porque lo es todo para mí y por ello la defiendo a capa y espada. Porque destruyendo la familia, destruimos el amor y la felicidad.
Me encanta hablar del crecimiento espiritual, de la fe, de Dios... Porque cada vez voy entendiendo más y más el sentido de la vida, quién es la persona que tengo a mi lado o que se cruza en mi camino, qué significa perdonar, cuál es la verdadera generosidad, el valor de la humildad, dónde está el verdadero amor, el secreto de la felicidad...
Entiendo que muchos no son creyentes y sienten incluso un rechazo al tema religión e iglesia, pero cuando uno lo ha vivido durante tantos años viendo que cada día es un crecer en alegría, es muy difícil no querer hacer partícipe a los demás de tu gran suerte.
Me encanta hablar del trabajo porque yo he entendido mi puesto de trabajo como mi propia empresa, llenándola de entusiasmo, velando por ella, mejorándola, cuidando de mis compañeros, de mis clientes y de mis proveedores, procurando volver cada día a mi casa con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Por todo ello, en mis artículos, algunos de los que no me conocen podrán sentirse molestos cuando critico el lugar en el que se está dejando a la familia, priorizando el trabajo, el dinero, el estatus, el éxito... También cuando intento evangelizar y dejar mi impronta o mi semilla para abrir corazones que se atrevan a descubrir la fe y lo que esconde. Y mucho más, cuando critico la deshumanización de las empresas, la falta de líderes competentes que no miren solo sus propios intereses y sepan hacer equipo o los empresarios que están enfocados solo al máximo beneficio sin importarles los daños colaterales de sus acciones.
Siento que alguien se pueda sentir molesto por mis observaciones más o menos acertadas, pero yo mismo precisamente aprendo cuando me hacen reflexionar y ver que lo que hice, lo que hago o lo que puedo hacer, no está bien, o hay otras formas de hacerlo y más encaminadas al bien común.
Nuestra vida es para algo importante; es para convertir lo ordinario en extraordinario; para enseñar, transmitir y compartir, para empoderar a unos y a otros sacando lo mejor de cada uno; es para llevar alegría donde se necesita; es para poner la solución a lo que parece no tenerla; es para abrir caminos donde los obstáculos lo impiden; es para poner amor donde no lo hay. Y esto solo es posible si nuestros dones, capacidades y experiencias las ponemos al servicio de los demás, aunque en algunos casos pueda ser que al compartirlas duela porque hurga en nuestra conciencia.
En este mundo de ideologías sin sentido, creo que es necesario significarnos y defender nuestras opiniones, nuestras creencias y nuestros rechazos. La verdad es verdad aunque nadie se la crea y la mentira es mentira aunque todos se la traguen. Lo importante de la vida es el viaje. Pero, ¿qué vamos aportando cada uno en nuestro viaje? Si al menos uno aprende, mejora o encuentra el verdadero camino, habrá valido la pena.
Muchas gracias por estar aquí y compartirlo.
"Solo podemos iluminar el mundo si transmitimos luz"
"Solo podemos dejar huella con nuestra acción continua"