Aquí una amante de las infusiones animándoos a tomar café. ¿Por qué? Pues porque estaba leyendo un artículo sobre todos los beneficios que tiene y me han dado ganas de tomarme uno al día. Con lo bien que huele, además... Seguid leyendo, que seguro que con lo que os voy a contar os vais pidiendo otro.
Siempre me ha encantado el olor del café. Me parece tan reconfortante... Sin embargo, con lo nerviosa que me pone, no lo he podido tomar nunca. Bueno, sí, lo tomé tres veces antes de convencerme de que estar dos días sin dormir no me compensaba, y por eso me pasé a las infusiones (y no creáis, que me tomo un té verde al día nada más, y antes de las 16:00). Aunque un buen descafeinado de vez en cuando me tomo, sobretodo con leche de almendras unas gotitas de saborizante de praliné y hielo, que es una delicia.
El caso es que algo que me encanta del café es el ritual que hay alrededor de él. No solo a la hora de prepararlo en casa, sino de la fabricación. Cuando veo esos anuncios donde salen oliendo los granos de café recién recolectados, como lo tuestan... en fin, me encanta. ¿Sabíais que hay 120 especies diferentes de café, y que de ellas apenas se usan dos? ¿Y que la zona donde se cultiva, la altitud, el clima, o el terreno influyen en su sabor y calidad -como pasa con las uvas y el vino, vamos-?
De ahí viene el término café de especialidad, que se refiere a esos cafés que por su recolección y procesado tienen unas cualidades excelentes para llegar desde la planta a la taza siendo top y conservando todas sus propiedades de sabor y aroma.
El caso es que ahora mismo me imagino yo, en mi sofá, con un conjuntito muy cómodo pero muy mono, tomándome un buen café de esos y disfrutando de todos los beneficios que tiene para la salud, y que son estos:
Mejora la memoria y el estado de ánimo, gracias al efecto de la cafeína sobre ciertas hormonas que aceleran las funciones cerebrales.
Reduce las posibilidades de padecer Parkinson y Alzheimer, según algunos estudios.
Es un buen preentreno, porque la cafeína estimula la adrenalina y así el cuerpo resiste mejor el esfuerzo.
Aporta antioxidantes, magnesio, vitaminas B12 y B5, y potasio.
Acelera el metabolismo, mejorando la quema de grasas, por la cafeína.
Reduce el riesgo de padecer un infarto, pues reduce el calcio en las arterias coronarias.
También he leído unos cuantos beneficios más, avalados por diferentes estudios, pero esos efectos solo se notan cuando se consumen más de 4 o 5 tazas al día. Ahora bien, siempre hay que ser cautos cuando se leen estas afirmaciones y no volvernos locos ahora tomando café. Máximo cuatro tazas al día, para que los beneficios que nos aporta no se vean reducidos por los inconvenientes de pasarnos de la raya, que el exceso de cafeína también tiene sus riesgos...
En fin, que si a partir de ahora me queréis invitar a un café para además ponernos al día, lo aceptaré encantada porque voy a disfrutar de vuestra compañía y de esta bebida tan completa.
¿Sois cafeteros por aquí?
Fotos: Javier Sánchez