Moshe Feldenkrais dijo que lo que buscaba eran “mentes flexibles, no cuerpos flexibles”, estaba interesado en las mentes que podrían utilizar la retroalimentación para encontrar soluciones flexibles, mentes que pudiesen ir más allá de los hábitos repetitivos y automáticos a la hora de pensar, sentir y moverse. Mentes que pudiesen autoreflexionar, encontrar nuevos caminos y cambiar, mentes creativas!
Feldenkrais se dio cuenta, durante su propia rehabilitación de la lesión de rodilla, que si ponía una mayor atención a lo que estaba haciendo podría realizarlo mejor y que la clave era prestar atención a cómo él estaba actuando; detectar el esfuerzo y en consecuencia, la detección de la facilidad; siendo conscientes de la retroalimentación y ajuste para experimentar con mejores formas para realizar una acción o tarea. Es encontrar resonancia en los conocimientos actuales de la atención y la capacidad del cerebro para cambiar (neuroplasticidad) y poner estas ideas en acción. La evidencia de la efectividad del método es cada vez mayor, sobre todo, en las áreas donde el conocimiento del cuerpo y la conciencia corporal son de suma importancia para desarrollar el equilibrio y la destreza.
Una mente flexible, es una mente libre, en constante evolución, con una creatividad en desarrollo permanente y propensa al éxito, la abundancia y la prosperidad, adaptándose con rápidez al cambio, sin negarlo y por lo tanto sin dolor.
Una mente flexible entiende, que para tener resultados distintos, tiene que hacer cosas distintas, debe tomar acciones diferentes, tantas veces como sea necesario, para no quedar atrapada en un estancamiento y lejos del lugar al que quiere llegar.
La flexibilidad mental nos permite reinventarnos constantemente para poder adaptarnos a este mundo cambiante en el que vivimos.
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