La rumiación de los pensamientos: cuando no podemos dejar de pensar...

¿Cuántas veces te ha pasado que tras una discusión no dejas de pensar en las palabras que dijiste, en aquellas palabras que te dijeron… y no dejas de darle vueltas… y vueltas… y vueltas…? ¿Le das muchas vueltas a las cosas que te pasan en el día a día? ¿Sientes que no puedes parar el pensamiento? Hoy hablaremos de la rumiación, un fenómeno muy complejo que se ha ido convirtiendo en algo más habitual de lo que pensamos.



¿Qué son las rumiaciones?

Las rumiaciones son pensamientos nocivos que no dejan de rondar por nuestras cabezas, es decir, se aparecen una y otra vez dando lugar a un sentimiento de frustración. Las personas que tienen rumiaciones siente a la vez la necesidad de pensar sobre dicho suceso y, a la par, la necesidad de dejar de hacerlo: se produce una lucha entre nuestros deseos de hacerlo y las ganas que tenemos de descansar nuestros pensamientos.



Las rumiaciones se puede producir por muchos desencadenantes: una discusión con algún familiar lejano, una equivocación en el trabajo, un examen que no sabemos cómo nos ha salido, un pequeño contratiempo… en definitiva es un suceso que quizá no hemos sabido procesar y por ello se mantiene en nuestros pensamientos.

En el día a día, estamos inmersas e inmersos en multitud de acontecimientos o circunstancias y debemos procesar cada una de ellas, si no queremos caer en el estrés de intentar abarcar todas y en las rumiaciones.



Al no poder dar sentido a estas experiencias surgen las rumiaciones que desencadenan sentimientos de estrésfrustración, tristeza y apatía entre las personas que lo sufren.

¿Cómo podemos evitar las rumiaciones?

Pensar es muy positivo pero se transforma en algo negativo cuando la mente se queda dando vueltas a los mismos pensamientos, una y otra vez, sin llegar a ningún tipo de conclusión. El resultado es muy agotador para la persona que no deja de rumiar, la persona acaba cansada y con sentimiento de “abotamiento mental“.  Las rumiaciones pueden, incluso, llegar a distorsionar la percepción real de los acontecimientos que nos acaecen.

Para poder librarnos de este nocivo hábito debemos ser conscientes de que nosotros y nosotras mismas somos dueñas y amos de nuestros pensamientos, pero esto no significa que nuestros pensamientos sean siempre acertados. A veces, nos equivocamos o nuestros pensamientos están equivocados o distorsionados.



Lo primero es ser observadores de nuestro propio cuerpo, convertirnos en minuciosos observadores y preguntarnos: ¿es real este pensamiento? ¿me aporta algo productivo este pensamiento? ¿realmente darle vueltas me ayuda en algo?

Si no te ayudan en nada, mándalos a una esquina y deja de pensar en ellos. Puedes incluso decir en voz alta: ¡ALTO! o pensar en esa palabra y en el resto de pensamientos evadiéndose, haciéndose cada vez más pequeñitos y lejanos. Dejando de tener valor. Dejando de atormentarte.

Algunos consejos prácticos para tener en cuenta…

Recuerda que las rumiaciones no son tu aliado, son tu enemigo. No debes dejar vencerte por ellas.

La práctica de la relajación te ayudará a poder abstraer tu mente.

La meditación también te será muy útil (meditación).

Piensa en el presente, debemos relativizar los problemas cotidianos.

Si tienes algo que hacer, y no dejas de darle vueltas… apúntale en una agenda o un post-it y piensa que al escribirlo te deshaces de todos los pensamientos negativos.

Confía en tí mismo y en tí misma, ¡puedes ser el dueño/a de tus pensamientos!
Espero que os haya sido útil, si teneís alguna pregunta o sugerencia no dudeís en dejar un comentario.

Un afectuoso abrazo

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