El cerebro es un espectacular centro de comunicaciones formado por muchas neuronas, las células nerviosas de nuestro cuerpo. Las neuronas transmiten mensajes en forma de impulsos eléctricos, y los encargados de llevar estos mensajes desde la célula emisora a la receptora son los neurotransmisores, unas sustancias químicas entre las que se encuentran la dopamina, la adrenalina o las endorfinas, que seguro que las habéis oído en numerosas ocasiones. El proceso de transferir información de una neurona a otra, o a cualquier otra célula se conoce como sinapsis. Pues bien, en este proceso de comunicación entre células y más concretamente en los neurotransmisores es donde actúan las drogas que un ser humano toma. Aquí tenéis un esquema sencillo de cómo es esta comunicación, donde las bolitas amarillas son los neurotransmisores que pasan de una neurona a otra:
Acción de las drogas sobre nuestro cerebro
Las drogas modifican la producción y la liberación de los neurotransmisores, de forma que interfieren en esta comunicación que hemos descrito anteriormente. Vamos a ver de qué forma pueden actuar:
1) Intensificando o disminuyendo la emisión de los neurotransmisores.
2) Evitando su destrucción después de entregar el mensaje a la otra célula, haciendo que permanezcan en el espacio sináptico señalado en el dibujo anterior como “synaps”.
3) Bloqueando el retorno de estos a la célula emisora.
4) Imitándolos, es decir, reemplazándolos de forma que la droga se adhiere al receptor y nuestro cuerpo cree que es un mero neurotransmisor.
5) Inhibiendo su producción.
Cada tipo de droga produce un efecto diferente en esta comunicación interneuronal, así se conoce que la cocaína suele actuar como describe el punto 3, el speed como el 1 y 2, o el cannabis como el 4.
Bienestar y placer vs ansiedad
Las drogas son capaces de estimular una zona del cerebro conocida como “centro de refuerzo”, que tiene como principal neurotransmisor la dopamina. Aquí actúan haciendo que aumente la sensación de bienestar y placer. La ansiedad por volver a drogarse surge cuando el cerebro recuerda esos sentimientos y quiere experimentarlos de nuevo. Poco a poco, el cerebro se va acostumbrando a la droga, lo que se conoce como tolerancia, que se puede desarrollar de varias formas, entre ellas debido a la inhibición de los neurotransmisores o a la reducción de nervios receptores, por lo que se necesitaría más dosis para alcanzar el efecto original que el cerebro recuerda.
Al dejar de tomar esa droga, la situación no vuelve a ser normal de una forma rápida, ya que hay bastante daño, lo que puede precipitar el síndrome de abstinencia. Es por ello que salir de las drogas es un proceso lento y complejo, en el que el cerebro se tiene que recuperar porque ha sufrido muchos cambios.
La drogadicción es un problema de salud
Para acabar me gustaría destacar que la adicción a las drogas es una enfermedad que afecta al cerebro por lo que habéis podido comprobar. No es que las personas drogadictas tengan un problema moral ni una falta de voluntad importante, sino que están enfermos porque su cerebro está dañado. Se tiene que trabajar desde la prevención, y así se suele hacer, para evitar que se llegue al punto de estar enfermo debido a las drogas. Pero el primer paso es aceptar que una persona drogadicta tiene un problema de salud y como tal se tiene que tratar, y a esto han contribuido muchas investigaciones científicas en el campo de la medicina, la biología y la psicología, y lo siguen haciendo hoy en día, intentando atajar el problema cada vez de una forma más eficaz.
Si queréis más información sobre el tema, en la página web www.drogasycerebro.com podéis encontrar cómo afecta al cerebro cada droga en concreto (cocaína, heroína, éxtasis…), qué neurotransmisores modifica, qué parte del cerebro daña, etc.; además de una forma muy interactiva, con animaciones e ilustraciones que os harán comprender mejor este tema tan complejo.
¡¡Hasta pronto Flord’s!!
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