“Si eres demasiado auto exigente o autocritico las cosas serán blancas o negras, buenas o malas”y la verdad es que “no hay nada absoluto todo depende del cristal con que se mire”.
Otra verdad que expone Walter es que “el uso de estándares extremadamente rígidos, perfeccionistas e irracionales aumentan la distancia entre tu yo ideal y tu yo real” además de que “la autoobservación negativa, al igual que la autoevaluación y el autocastigo, genera estrés, disminuye el rendimiento maltrata el ego y a largo plazo, afecta el autoconcepto”.
Tras lo cual invita al lector, a nosotros, a ser flexibles con nuestros proyectos, planes, sueños o cualquier cosa que nos dispongamos a hacer, sin miedo a lo que otros puedan pensar, eligiendo cambiar los estándares de ser necesario si “son fuente de sufrimientos”. Para lograrlo se necesita “una pizca de no cordura” o lo que yo aprendí como “ser irrazonable”.
“Ser flexible es sin duda una virtud de las personas inteligentes”.
Salvando el autoconcepto
1. Trata de ser más flexible tanto con otros como contigo.2. Revisa tus metas y las posibilidades reales para alcanzarlas
“Cuando defines alguna meta, también debes definir los escalones o las sub-metas. Intenta disfrutar, paladear el subir cada peldaño como si fuera una meta en sí misma”
3. No autoobserves todo lo malo
“Exígete pero dentro de límites razonables”
4. No pienses mal de ti
“Los seres humanos al igual que los animales aprendemos por ensayo y error (…) los errores solo te recuerdan que eres humano”
“La autocrítica moderada, la autoobservación objetiva, la autoevaluación constructiva y el tener metas racionalmente altas son conductas necesarias”