Hábitos, el poder de lo pequeño

El secreto a voces para lograr cualquier objetivo se encuentra en casi todos los sistemas, discursos, clases e incluso filosofías disponibles para el desarrollo personal. No es un secreto, sin embargo existe una larga y muy íntima resistencia a esta enseñanza que es pan de todos los días: Nuestros hábitos.

habitos el poder de lo pequeño


A lo largo de mi vida he participado en numerosos y variados tipos de retiros. Recuerdo intensamente la primera vez que me fui por cinco días a un curso de trabajo personal y la sensación que tuve al volver. Sentía que todo había cambiado, que desde ese momento en adelante mi vida sería completamente distinta. Quería levantarme muy temprano a meditar, no dejarme arrastrar por las distracciones, ni excederme. Nunca más querría cosas que me hacían mal y podría siempre sentirme así: plena, feliz.

Me encantaría decir que esta sensación continuó hasta hoy, pero lo cierto es que a las pocas semanas estaba en un lugar parecido -no igual, es cierto- al que me encontraba antes de irme.

Debo decir que tuve suerte -si es que existe. Había probado una manera de sentir totalmente distinta que me hacía todo el sentido del mundo y no estaba dispuesta a abandonarla así como así. Pero la ruta no se veía bien. El fin de semana había acabado y para sentir lo mismo parecía que la única manera de acceder sería yendo a otro retiro, probar otra técnica, otro linaje, quizás esta vez sí lo podría sostener al volver. Sin saberlo, estaba entrando en una de las trampas más habituales en el mundo del trabajo personal. A falta de un habito cotidiano que sostenga nuestro estado de conexión plena, muchos hemos caído en uno u otro momento en ese juego de pasarnos de retiro en retiro, de técnica en técnica tratando de sostener el efecto de la conexión. Lo terrible es que tal como suena, esto es casi igual a repetir el efecto del chute de una droga.

La verdadera transformación está en la constancia

La pugna esta entre dos viejos opuestos: intensidad v/s continuidad. Los retiros en general ofrecen una experiencia intensa, pero corta. Como el efecto del enamoramiento o el de un rush de azúcar nos lleva muy arriba, pero cuesta mucho que pueda sostenerse. Esto no quiere decir que sea malo o negativo. Como todo, esta manera de trabajar tiene una función. Muchas comunidades indígenas utilizaban la modalidad de la ingesta de alguna droga sagrada o experiencia límite para ilustrar un punto, para demostrar una referencia. Algo así como decir “esta experiencia de elevación, es lo que te espera al final del largo camino de la práctica cotidiana. Este es tu bandera de meta.” De esta manera sabremos reconocer más o menos a donde estamos apuntando.

El resto es lograr llevar a todos los días esa experiencia y esa es la gran dificultad que ha tenido mucha gente que ha entrado en el camino del desarrollo personal. A falta de una hoja de ruta, han tenido que recuperar la sensación fundante en este esquema de retiro tras retiro o simplemente han abandonado, cansados de la falta de permanencia.

Cuando digo que tuve suerte, es básicamente porque no tuve que buscar demasiado antes de encontrar una solución al problema de perder la conexión. Para mi el punto de inflexión fue durante un festival de Yoga Kundalini. Mi primer festival me dió ese vistazo de lo que sería mi vida gracias al yoga y la promesa era hermosa. Por primera vez me encontraba en un retiro donde toda la base estaba en el cotidiano, en la comunidad, en el hábito. Esta es la primera vez también que escuché sobre la importancia de la práctica cotidiana como base para todo. Por fin tenía un camino trazado por donde caminar al volver a mi casa.

El truco para mantenerse es hacerse las cosas fáciles.

El poder de los hábitos está en la acumulación. Nuestra vida esta compuesta de rituales, es decir formas de hacer las cosas, de sentir, de percibir y de pensar que se repiten dia a dia durante toda nuestra vida. Estos hábitos constituyen nuestra realidad, por eso ir cambiando poco a poco nuestros hábitos es la promesa de cambiar nuestra vida o al menos aquellas cosas que no nos gustan de la misma.

Si quieres probarlo, te dejo aquí las bases para ir cambiado poco a poco tu realidad según lo que buscas.

1 dibuja tu mapa y tu porqué

Debes saber con total claridad a donde vas para que sepas cuando llegues que efectivamente estas allí. Para que tu hoja de ruta te sirva debe tener los siguientes elementos:

Meta: Anota tu resultado. Por ejemplo, si quisieras bajar de peso, tendrías que anotar exactamente cuántos kilos quieres bajar. Si quieres ganar una cantidad de dinero, o quieres hacer un desafío de caminar una cierta cantidad de kilometros, lo que sea, anota el numero. Mientras más especifíco mejor. Esto es para que puedas ver tu avance y puedas celebrarlo. Mide tu proceso, que no sea una idea difusa.

Tus pasos: Identifica las acciones que debes realizar para llegar hasta donde quieres. Desglosa tu meta en pequeños pasos que puedas aplicar gradualmente cada día, lo más pequeños y fáciles posible, de manera que el proceso de avance sea reconocible, pero no difícil. Incluye información de cuanto te demorarás en llevar a cabo estos pasos para que puedas programarlo bien.

Identifica tu por qué: esto es esencial porque habrán momentos en que no recuerdes la razón por la cual estas haciendo estos esfuerzos cotidianos. Habrá un momento en que necesitarás la inspiración de tu porqué y nadie mejor que tu para decirlo y explicarlo. Anota todo lo que significa para ti lograr esa meta.

Celebra y Reconoce: Hay dos felicidades que se derivan de hacer esta tarea. Una esta en el logro al final del camino. Pero para ser honestos, si todo es sufrimiento y al final, muy al final hay un resultado positivo eso no es muy alentador. La buena noticia es que existe una segunda felicidad que se experimenta a cada momento. Cada vez que logras una de tus tareas pequeñas, hay una victoria, es una ganancia por sobre la inercia y el hábito negativo, y por lo tanto debe ser reconocido y celebrado. De tu trabajo cotidiano reconoce e identifica todos los días ojala, sino semanalmente lo que vayas logrando. Cuando alcances la meta final habrás ganado no solo un resultado, sino por sobre todo el establecimiento de un hábito de lograr lo que te propones, de tener pequeñas victorias cotidianas, de sentir libertad sobre tus tendencias, y de felicidad por todo ello. Y eso es realmente impagable.
2 Hazlo fácil y sencillo, no sucumbas a la ansiedad

Todo viaje se inicia con un paso. Esto apunta a que no te apures no te estreses. La paciencia y la constancia son la clave. Uno de los mayores enemigos en este viaje son las ansiedades. Esas tendencias que nos obligan a correr cuando deberíamos caminar para no agotar toda la energía y abandonar. Es mucho más importante sostener ese paso minúsculo cada día que correr 100 pasos en poco tiempo sin poder continuar.

3 No dejes pasar un día y si dejas pasar un día, no dejes pasar dos

Igual que cuando eramos pequeños y andbamos en patineta, un pie sobre la tabla, el otro sobre el suelo tratando de impulsarnos para tomar vuelo, los hábitos funcionan de la misma manera. Tienes que hacerlos hasta que agarres vuelo y ya no tengas que preocuparte de seguir esforzándote. Si pierdes un día de tu nuevo hábito, pierdes mucho vuelo. Si esto te pasa debes tener una conversación contigo y negociar para que al día siguiente sea lo primero que hagas. Pero si pierdes un segundo día, haz perdido demasiada energía. Necesitas comenzar de nuevo. Debes construir una inercia, un poder que funcione por si solo y para eso no puedes renunciar y hacer un día sí y otro no.

4 La unión hace la fuerza

Siempre es un plus hacer las cosas con alguien más. La importancia de la comunidad no tiene comparación. El apoyo, el compartir las experiencias que vivimos y las dificultades por las que pasamos son esenciales para lograr sostenerse. Por eso, invita a un amigo, familiar o apóyate en la comunidad para realizar tu tarea. Recuerda, hazte las cosas lo más fácil posible.

Un ejemplo del Yoga

Yogui Bhajan el Maestro que trajo la tecnología de Kundalini Yoga a Occidente, pudo desglosar a la perfección este sistema. Cuando queremos tomar una práctica de yoga, tomamos una sadhana (práctica espiritual) que consiste en escoger una kriya (serie de ejercicios) que tienen un efecto específico (ej: kriya para desarrollar la voluntad, kriya para el sistema nervioso, etc) o una meditación (también con un resultado específico ej: meditación para el corazón) y realizarla por 40 días, que es el tiempo mínimo reconocido en yoga y asociado en neurociencia con la capacidad de nuestro cerebro y percepción de desarrollar nuevas vías neuronales o hábitos. Una sadhana por 40 días entonces, nos ofrece tres cosas: lograr un resultado específico, crear un hábito y reconocer disfrutando la transformación.

Te invito entonces a probar esta metodología para integrar un cambio positivo en tu vida. Anota en los comentarios que hábito querrás transformar o integrar a tu vida para que podamos todos juntos ir compartiendo el proceso. Si no se te ocurre que puedes integrar, toma la Guía para Aquietar la Mente en 3 Minutos y úsala como práctica para este ejercicio. Juega, prueba y descubre el increíble poder de los hábitos.

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