El término “lupus” se utiliza desde mediados del siglo XIX cuando Cazenave lo utiliza para describir un grupo de pacientes que por sus lesiones en cara se asemejaban a un lobo. En un principio dentro de este término se incluían enfermedades de etiología muy variable, hasta que se individualizó el término lupus eritematoso para hacer referencia a una enfermedad autoinmune que puede presentarse bajo tres situaciones distintas
- Lupus eritematoso crónico o lupus cutáneo: que muestra su agresividad en la piel pero que tiene poca trascendencia sistémica.
- Lupus eritematoso sistémico que es un proceso de afectación multiorgánica en el que también se ve implicada la piel, pero en el que es más trascendente la afectación articular y renal.
- Lupus subagudo que es una situación intermedia que puede permanecer como tal o progresar a alguna de las dos formas anteriores.
La afectación cutánea en esta enfermedad es importante y típica, siendo de gran ayuda a la hora de establecer el diagnóstico. En la mayoría de las ocasiones predomina en zonas expuestas y se ve claramente influenciada por la radiación lumínica, de ahí la trascendencia de realizar una protección solar intensa y permanente. Así:
-En el lupus crónico las lesiones cutáneas son agresivas y pueden afectar a piel, mucosas, pelo y uñas. Comienzan como placas rojas cubiertas de escamas, en zonas expuestas al sol, que terminan por producir una atrofia cutánea y son especialmente trascendentes en cuero cabelludo ya que producen una alopecia definitiva.
-En el lupus sistémico, las lesiones cutáneas son menos agresivas y producen eritema en cara, más intenso en mejillas dando la imagen conocida como en “alas de mariposa”. Se acompaña de lesiones redondeadas en escote y áreas donde alcanza la radiación ultravioleta, de úlceras orales y de alopecia en cuero cabelludo pero que en contra de lo que ocurre en la otra forma, no es definitiva. Pueden verse otras lesiones como: púrpura, urticaria y lesiones secundarias al Raynaud.
-En el lupus subagudo, se producen lesiones rojas y escamosas, en forma de discos, que suelen afectar a la parte alta de espalda que se agravan con la exposición solar.
¿Sabías que la fotoprotección era tan importante en la lucha contra el lupus?
Imágenes (por orden de aparición): Fifth World Art/Flickr.