En la antigua Grecia era la planta sagrada de Venus y Juno, símbolo de la fertilidad, y las semillas de su fruto son esperanza de prosperidad y suerte incluso a día de hoy.
A parte de eso, la granada también ha sido siempre apreciada por sus propiedades medicinales, y ahora más aún. Un grupo de investigadores afirma haber descubierto los secretos de su “poder curativo” sobre el efecto anti-envejecimiento que se le atribuye.
Esta sustancia maravillosa que más de una alabaremos siempre se llama urolitina A. No se encuentra en las granadas en sí de forma directa pero sí cuando la comemos. Es decir, al comer una granada esta pasa por el sistema digestivo, y en el intestino la flora bacteriana intestinal produce esta sustancia a partir de la granada. También ocurre con las fresas y frutos secos pero en menor proporción.
Así lo confirma un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana que ha publicado los resultados de su estudio en la revista Nature Medicine.
Urolithin A induces mitophagy and prolongs lifespan in C. elegans and increases muscle function in rodents
La urolitina A se administró primero a un tipo de gusanos llamados Caenorhabiditis elegans. Estos animales suelen usarse mucho para ensayos porque en pocos días se pueden ver los resultados anti-edad (en 8 o 10 días). En este caso, los gusanos vivían en promedio un 45%o más de lo normal.
Al ver este resultado decidieron dar otro paso y experimentar con ratones. Los animales “ancianos”, de unos dos años, mostraron una sorprendente recuperación de la fuerza y la resistencia. Eran capaces de ejecutar un 42% más de esfuerzo que sus compañeros de la misma edad que no habían recibido una dieta enriquecida con la sustancia.
Según los investigadores, esta sustancia favorece la eliminación de las células musculares de las mitocondrias dañadas (las mitocondrias son las centrales donde se produce la energía celular), un proceso llamado mitofagia.
Este proceso, que se lleva a cabo de manera eficiente en las células jóvenes, disminuye con la edad y por eso los músculos, a medida que envejecemos pierden fuerza. Según el estudio, al comer granadas se puede contrarrestar este efecto que se pierde con la edad.
“Es la única molécula conocida capaz de relanzar este proceso”, dice Patrick Aebischer, co-autor del estudio, “una sustancia completamente natural cuyos efectos son de gran alcance y además se pueden medir.”
Pero antes de empezar a consumir zumos de granadas hay que decir que la urolitina no se encuentra en las granadas sino que depende del metabolismo de cada persona. Es decir, no todos tenemos el mismo metabolismo y bacterias intestinales así que no a todos les hará el mismo efecto. Los resultados varían de persona a persona y en algunos incluso es totalmente inexistente.
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Además, aún si tuviéramos unas condiciones intestinales ideales deberíamos consumir al menos 4 vasos al día de jugo de granada para tener los mismos resultados que se dieron en los ratones.
Por último, los ensayos clínicos en seres humanos, que son los que pueden confirmar del todo si se pueden ver los mismos efectos positivos observados en los animales, todavía están en curso, y los primeros resultados llegarán en 2017.
Los autores del estudio, mientras tanto, han fundado una compañía llamada Amazentis para lograr usar todos los beneficios de la granada en las proporciones justas con tal solo una píldora de urolitina A.
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