El dolor pélvico crónico se localiza en el abdomen bajo que evoluciona por un periodo de más de seis meses. Esta patología puede producirse por diversas causas: ginecológicas (endometriosis, adherencias, congestión pélvica, cistitis intersticial, etc.), gastroenterológicas (enfermedades inflamatorias intestinales o síndrome del intestino irritable), urológicas (síndrome uretral) o neurológicas (atrapamiento del nervio).
Endometriosis y dolor pélvico crónico
Cuando son de origen ginecológico, la más importante es la endometriosis que produce una reacción inflamatoria que, con el tiempo, da lugar a adherencias entre órganos pélvicos que es lo que causa el dolor. Puede ser de carácter vaginal o úterosacra y está asociada con la dispareunia profunda, el dolor en las relaciones sexuales. Podemos encontrar lesiones infiltrantes que pueden presentarse en el tabique rectovaginal, el intestino, los uréteres y la vejiga.
Tecarterapia y dolor pélvico crónico
El tratamiento del dolor pélvico crónico con tecarterapia (técnica que aplica la energía electromagnética de alta frecuencia para generar calor en los tejidos del cuerpo) puede realizarse de dos formas: en modalidad capacitiva con placas, en la que la placa activa se coloca en la zona en la que el paciente refiere dolor y la pasiva enfrentada en el otro lado del cuerpo, o mediante el electrodo intracavitario (MJS) en modo capacitivo, que cuenta con sensor de temperatura en el extremo.
Los efectos que se logran con esta técnica son: una disminución del dolor y la inflamación, un aumento del metabolismo y mejora del trofismo, un reequilibrio óptimo del tono muscular y una movilización precoz.
Blanca Ribera Ribera