El caso es que El Lazarillo de Tormes, cuando le leímos en nuestra época más joven, es posible que no lo entendiéramos o que nos pareciera aburrido y ahora, pasados los años, es probable que empecemos a valorarlo en su justa medida.
Y es que, según va avanzando el tiempo, vamos madurando y con ello nuestros puntos de vista van cambiando debido a nuestras experiencias y aprendizajes; de ahí que El Lazarillo de Tormes se convierta en una obra que nos está enseñando muchas cosas que nos pueden venir bien desde un punto de vista psicológico.
A continuación expongo alguna de ellas:
Crecimiento personal
El Lazarillo de Tormes es en el fondo un proceso de crecimiento personal de su protagonista, el paso de una infancia ingenua a una etapa de despertar, algo que queda muy bien retratado en el golpe que le propina el ciego al Lazarillo contra el toro de piedra a la salida de Salamanca:
“Yo, simplemente, llegué, creyendo ser ansí. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:
– Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.
Parescíome que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: “Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer””.
En nuestro día a día estaría bien que nos planteáramos qué nuevos despertares podemos tener: en casa con la familia, en el trabajo o simplemente reflexionando estando con nosotros mismos.
Resiliencia
El Lazarillo es un superviviente, adaptándose a todas las circunstancias y obstáculos por más complicados que parezcan. Así, ya desde su nacimiento en el río Tormes, nos muestra su capacidad de tirar hacia delante con fuerza y vitalidad.
A lo largo del texto le vemos adaptarse a la astucia del ciego, la tacañería del clérigo o la mísera vida del escudero, algo que aunque parezca resignación, no deja ser aceptación puesto que siempre tiene en mente el cómo aprovecharse de esa situación y sacar algún beneficio principalmente en forma de comida.
Esta capacidad de resiliencia nos debe hacer reflexionar si nosotros tenemos la misma actitud o, en cambio, nos dejamos llevar por la resignación y nos quedamos parados quejándonos sin hacer nada.
Creatividad
A ojos actuales nos hacen gracia episodios como el del jarro de vino, el del racimo de uvas o el de los ratones que entraban en el arca del clérigo y se comían los panes; pero sus enseñanzas nos valen todavía.
El Lazarillo de Tormes no se queda parado esperando a que le den de comer ni se enfrenta por las buenas ante esa situación, sino que se las ingenia para salirse con la suya utilizando su capacidad de imaginación y creatividad.
No solo podemos utilizar nuestra creatividad en nuestro trabajo, sino que también podemos usarla a la hora de tomar decisiones o de buscar soluciones a problemas que muchas veces sentimos como irresolubles.
Esfuerzo
Si has leído hasta aquí, ya te habrás dado cuenta de que el Lazarillo de Tormes es un luchador, es decir, una persona que se esfuerza por seguir viviendo ante las adversidades y, además, poder cambiar para mejor.
Quizás hoy en día el esfuerzo le asociemos a algo negativo, cuando hemos de advertir que, por otro lado, también tiene su lado positivo siempre y cuando esté alineado con nuestro foco en la vida como es el caso de El Lazarillo de Tormes con la comida.
¿Tienes claros tus objetivos en la vida? Seguro que si has contestado afirmativamente, el esfuerzo le verás como un requisito imprescindible y hasta positivo, pero si no, lo sentirás como una carga e indeseable.
Confianza
Después de leer el libro, nos queda una sensación de que el Lazarillo de Tormes, en su lucha diaria por salir adelante, siempre ha tenido una confianza ciega en el porvenir y que todo saldría bien.
El Lazarillo siempre ha tenido claro que quería salir adelante y que esforzándose sería capaz de conseguir una vida de la que se sentiría feliz. En el fondo está mostrando no solo confianza en la vida, sino también en sí mismo, por sus capacidades y habilidades.
Esta confianza en uno mismo es un requisito básico a la hora de conseguir nuestros objetivos y en última instancia, para ser feliz. Claro está que para ello es bueno conocerse uno a sí mismo y ver de lo que es capaz. Por supuesto, si realmente estás preocupado o preocupada por tener confianza en ti mismo/a y tener así más autoestima, no dudes en que te puedo ayudar. Pásate por la sección de Contacto y mándame un correo.