Erik Weihenmayer: el montañista ciego que conquistó el Everest

Erik Weihenmayer, un montañista ciego que logró conquistar el Everest. Este héroe nos da una lección: todos somos capaces de superar las metas de la vida y mejorar como seres humanos. A través de su vida nos inspira a practicar el montañismo y prepararnos para dar lo mejor de nosotros. La historia de Erik Weihenmayer nos dará esa inspiración que necesitamos para levantarnos y entrenarnos para alcanzar los retos que nos proponemos e iniciar el camino hasta alcanzar las cumbres más altas del mundo como veremos a continuación.
Erik Weihenmayer, un montañista con afan de superación


Un montañista que a pesar de estar ciego conquistó el Monte Everest

La historia de Erik Weihenmayer comienza el día de su nacimiento, el 23 de septiembre de 1968, Princeton, New Jersey. Desde su infancia se le diagnosticó con retinosquisis congénita, una enfermedad que suele afectar a las personas adultas, pero en su caso, al ser una enfermedad congénita se desarrollo en la niñez en forma de un glaucoma. A los 13 años ya estaba declarado legalmente ciego.

Weihenmayer cuenta que cuando era niño solía jugar en bicicleta y hacer muchas actividades al aire libre. El mismo ponía rampas separadas hasta por 4 metros para saltarlas en bicicleta. Pero fue perdiendo poco a poco su capacidad de ver por lo ahora se enfrentaba al reto de perder la vista, pero no se rindió. Continuó haciendo acrobacias en su bicicleta hasta que un día simplemente ya no alcanzó a ver las rampas y cayó. Pero su familia y muy especialmente su padre, que fue marine estadounidense lo impulsaron a no rendirse. Su padre pintó señales con pintura luminosa para que pudiera vislumbrar las rampas. Pero se acercaba el momento de quedarse ciego. El mismo nos cuenta su experiencia de viva voz.

En la conferencia que dio en México gracias a la asociación Ojos que Sienten para presentar su libro Tocar la Cima del Mundo y preparar a ocho chicos montañistas ciegos para acompañarlos a alcanzar la cumbre del Iztaccíhuatl, una de las montañas más altas de México explica lo que representó para él perder la vista en su adolescencia. Sintió miedo y desesperación. “Sientes que casi te estas muriendo”. Experimentó lo que los psicólogos llaman negación. Es decir, ante su nueva condición, el ser humano reacciona negando los hechos rebelándose. Se decía a sí mismo: “no estoy ciego, no quiero ser un ciego”. Se negaba a usar bastón y aunque aun le quedaba un resquicio de visión en la realidad no le servía para ver su entorno. Nos cuenta que el punto de quiebre fue cuando en un muelle resbaló tan fuerte que quedó tirado en el suelo. Fue cuando pensó “ok, si estoy ciego”. Pero su familia lo motivo y Ed, el padre de Erik le propuso desafiar lo que diferencia a un ciego normal y romper las barreras enfrentándose con valor a los desafíos de la vida.

Tiempo después en un programa para invidentes lo invitaron a hacer unas prácticas de escalada. Este fue el momento de inflexión que cambió su vida. Nos contó como quedó fascinado ante esta gran barrera porque sólo con sus manos tenía que enfrentarse al reto de continuar una trayectoria, encontrando agujeros y protuberancias para ir abriéndose paso. Desde este primer día supo que alcanzar las cimas de las montañas serían su próximo objetivo.
Montañismo


Superando los obstáculos alcanzó las cimas más altas

Poco a poco fue entrenándose en la escalada y, junto con su padre nos cuenta la experiencia practicando el senderismo. Con las herramientas y artículos de montaña y senderismo apropiados y con mucha perseverancia llegó a convertirse con el tiempo en un verdadero montañista. Se fue volviendo lo que se denomina “explorador manual de las rocas”. Fue imponiéndose el reto de alcanzar cumbres cada vez más altas hasta que en 1995, junto con grupo de amigos alcanzó a la cima del monte McKinley, la montaña más alta de Norteamérica. Demostró que con espíritu de aventura podemos lograr nuestras metas.

En 1996 logró conquistar la montaña más complicada de América del norte: El Capitán. Pero como nos cuenta y lo sabe cualquier persona que logra conquistar sus metas, esto le motivó a seguir. En 1997 convenció a su novia para alcanzar un reto máximo: Alcanzar juntos la cima del Monte Kilimanjaro. Y al llegar a la celebraron su boda, rompiendo moldes y demostrando su respeto por la montaña y convirtiéndose en un modelo a seguir en el montañismo.

  El “ciego” que logró conquistar Everest “El techo del mundo”

Como era de imaginar con el tiempo Erik Weihenmayer se propuso la meta más grande del montañismo que era alcanzar la cima del monte más alto de la Tierra: el Monte Everest. Con el reto de ser un montañista invidente se preparó física, mental y espiritualmente para iniciar esta fascinante aventura. Reunió sus herramientas y equipo de montaña y en el 2001 como nos cuenta se encontraba en Lukla, Nepal, iniciando el sendero hacia el Everest.

Como es sabido los sherpas, guías profesionales del Everest cuando conocieron a Erik quedaron sorprendido por sus habilidades a pesar de su falta de visión. Lo demostró quitándose sus gafas y continuando un tramo sin ellas, consiguiendo el respeto y disolviendo cualquier duda. De hecho, como nos cuenta el historiador Emmanuel Muñiz Alejandro, también montañista invidente, los mismos sherpas llegaron a dudar de la discapacidad visual de Weihenmayer. SHEDMARKS la tienda de Montaña, Running, Senderismo, Esquí...

En entrevista con el historiador en temas de discapacidad Emmanuel Muñiz, nos explica que esta es una reacción normal ya que la discapacidad visual puede ser una condición no visible y “para el resto de las personas puede resultar increíble ver a alguien como Erik Weihenmayer demostrar capacidades propias de lo que la gente suele denominar normal”.

Pese a las adversidades y las continuas tormentas, el equipo en que se encontraba continuó el ascenso a la cima. Quiero señalar en este punto que tan solo el 10% de las personas que
intentan alcanzar la punta del Everest lo consiguen. Pese a esto y a su ceguera Erik Weihenmayer alcanzó la cima del Everest en la mañana del 25 de mayo de 2001.

Según nos explica el historiador Emmanuel Muñiz, esto representó un logro no sólo a nivel humano sino el logro de una persona perteneciente a un colectivo muy importante “la minoría más grande de este mundo”.
El montañismo y la superación personal


El montañismo: más que un deporte un instrumento de superación

El montañismo puede ser visto solamente no solamente como un estilo de vida, sino, además como un deporte que pone a prueba nuestras máximas capacidades. La practica de este deporte que nos conecta con la naturaleza y fortalece nuestro carácter queda perfectamente representada en la historia de Erik Weihenmayer. Los consejos que te puedo dar son como siempre una buena actitud, ganas de superarte, pasar grandes momentos y conocer personas que comparten el mismo espíritu de superación. Además, te recomiendo que consigas un buen equipo de montañismo que puedes ir armando gradualmente conforme te propongas tus metas y logros. Aquí tienes un buen catálogo de artículos de montaña y senderismo. Cómo puedes ver, si piensas iniciarte en este mundo o si ya eres un profesional y deseas mantener actualizado tu arsenal puedes encontrar el mejor equipo por un precio muy accesible.

Cuéntanos ¿qué te pareció la inspiradora historia de este montañista?

 
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