Hoy por hoy, nos encontramos con dos tipos de errores que, por lo general, se agravan por darse conjuntamente. Por un lado, nos sometemos a un entrenamiento global, donde todo el mundo quiere saberlo todo. Así, un alumno sin especial dedicación podrá conocer todas las formas de su estilo, y también múltiples sistemas de Chikung que llevan implícitos objetivos que no persigue ni de lejos. Es decir, intentará abarcar algo que no es posible conseguir sin una dedicación plena.
El segundo problema es que se descuida de forma dramática el entrenamiento básico, de manera que la práctica carece de cimientos que la consoliden. Esto constituye una lamentable pérdida de tiempo para el practicante, que, a pesar de sus esfuerzos, alcanza habilidades y logros muy limitados. Y aún es peor para el arte, que gradualmente va perdiendo calidad y profundidad, pues son pocos los que intentan escapar a esta tónica generalizada.
Muchos maestros no son ajenos a este tipo de formación incorrecta, cuyo método de enseñanza es poco adaptable. Intentan a toda costa pasar la totalidad de su conocimiento a todos sus alumnos, con la esperanza puesta en que alguno de ellos sea capaz de tomar el testigo y continuar con la tarea de transmisión. Probablemente este compromiso debe seguir recayendo en unos pocos elegidos, tanto para lo bueno como para lo malo, disfrutando el resto de nosotros simplemente de las ventajas y no de sus complicaciones.Nuevas visiones del Tai Chi Chuan
Tai Chi Chikung, Tai Chi olímpico, Tai Chi marcial, Tai Chi para ancianos, Tai Chi para niños.... Los expertos de nuestros días crean nuevas especializaciones atendiendo a la demanda de una sociedad en constante cambio, donde surgen nuevas necesidades. Sin olvidar que el arte debería mantenerse lo más íntegro posible, tenemos que animar a quienes se vean capacitados para desarrollar estas especialidades. Hoy en día contamos con una serie de progresos en el campo de la medicina, la educación física, la psicología, etc., que antaño no existían y que ahora pueden ser utilizados.
Por ejemplo, si tomamos el trabajo de Chikung incluido en el Tai Chi Chuan, crearemos una selección de técnicas dirigidas a públicos muy determinados y con necesidades distintas. La práctica de Chikung orientada a los ancianos tendría como objetivo, sobre todo, paliar síntomas de enfermedades ya adquiridas y alcanzar la mejor calidad de vida posible. Para un grupo de mujeres que entran en la menopausia habría que centrarse en métodos que eviten la osteoporosis y que fortalezcan el sistema endocrino y hormonal. En un grupo de deportistas, programaremos ejercicios que incrementen su potencial físico.
Si contemplamos el trabajo marcial, la enseñanza de un ciudadano normal, que busca una cierta capacidad en defensa personal; será diferente que la de un soldado, que precisa técnicas más ofensivas; o un trabajador social, que además de pensar en su seguridad debe utilizar elementos para "calmar y mantener la calma" en situaciones tensas; o una persona con minusvalías, un competidor en torneos reglamentados, etc.
Dentro de lo que ofrece el bagaje marcial del Tai Chi Chuan, unos buscarán soluciones efectivas pero simples, que les garanticen un cierto margen de seguridad sin salirse de la legalidad; otros, unas pocas técnicas de elevada contundencia, en las que prime la eficacia por encima de todo; otros deberán desarrollar su capacidad de neutralización; otros se centrarán en aquello que a pesar de sus limitaciones pueden realizar con corrección; y los deportistas se ejercitarán exclusivamente en aquellas técnicas que permitan las reglas y, entre ellas, desarrollarán las que les resulten más prácticas para obtener buenos resultados.
Si contemplamos el aspecto socializador del TCC, nuevamente tendremos que adaptar la práctica. Un grupo homogéneo en edades e intereses se lleva de una manera, un grupo heterogéneo de otra. Las personas con exceso de tiempo libre, como nuestros mayores y algunas amas de casa, necesitan un tipo de enfoque diferente del que daríamos a un grupo de chavales en un colegio, a un grupo de ejecutivos estresados, o a un grupo de jóvenes inadaptados con problemas de integración. Para esto, creo que la psicología tiene mucho que aportar.
Finalmente nos queda un grupo de practicantes muy específico, aquellos que se quieren dedicar al arte completo y por completo, que disponen de las suficientes ganas, tiempo y recursos. Para ellos, la cosa es simple; entrenamiento tradicional, comer amargo y olvidarse de cualquier facilidad o adaptación.
Antonio Leyva
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