Soja. Hace más de tres milenios que se conocen sus propiedades nutritivas y preventivas de enfermedades.
El cultivo de la soja proviene originariamente del noroeste de China. Los monjes budistas la introdujeron en Japón en el siglo VII, donde muy pronto se convirtió en un cultivo muy popular. Los barcos procedentes de Oriente la llevaban en sus viajes y en Europa se tiene referencia desde el siglo XVII. En aquella época, los misioneros introdujeron el cultivo de las primeras semillas de aquella leguminosa en Europa, pero sin demasiado éxito.
En el siglo XIX se empieza a cultivar en Estados Unidos. Pero la soja no se empieza a utilizar en la alimentación humana en Europa y Estados Unidos hasta bien entrado el siglo XX.
Aún así, el consumo de soja en los países occidentales todavía es muy bajo en comparación con Oriente. Aunque las investigaciones y descubrimientos de las últimas décadas sobre esta legumbre y sus propiedades curativas han hecho que su consumo vaya en aumento.
La soja es una legumbre muy rica nutricionalmente.
Concretamente se caracteriza por un elevado contenido en proteínas de alto valor biológico con todos los aminoácidos esenciales. También es extremadamente rica en vitaminas y minerales. Además posee un perfil lipídico muy interesante, ya que es rica en lecitina o fosfolípidos. Éstos son los que intervienen en la prevención y mejora de ciertos trastornos lipídicos, como por ejemplo los niveles elevados de colesterol en sangre.
La soja es una legumbre pero no estamos tan acostumbrados a consumirla como tal. Más bien la comemos en forma de alguno de sus derivados. Las más habituales son la bebida de soja, el yogur de soja, el tofu, el tempeh o los germinados de soja.
Una manera muy interesante de consumir estas legumbres es mezclarlas con algún cereal como por ejemplo el arroz. Las legumbres suelen ser deficitarias en un aminoácido, la metionina, y los cereales en otro, la lisina. Combinándolos, se consiguen los ocho aminoácidos esenciales. Aminoácidos necesarios para obtener una proteína de alto valor biológico equiparable a la proteína de origen animal. Es decir, sería como consumir carne, pescado o huevo.
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Esta manera de comer es muy habitual en personas vegetarianas, pero también es muy recomendable para todas aquellas personas que deben controlar sus niveles de colesterol. Todos los alimentos de origen animal contienen colesterol, en cambio los de origen vegetal están totalmente exentos.
La mal-llamada “leche” de soja
Probablemente uno de los derivados de la soja más popular y conocido sea la bebida de soja. Erróneamente llamada leche de soja, y es que el término leche sólo se puede utilizar cuando se habla de la leche de mamíferos, ya sea vaca, cabra o la propia leche materna.
La bebida de soja se usa como alternativa a la leche de vaca en aquellas personas que presentan una intolerancia a la lactosa o alergia a la proteína de la leche. Al no contener lactosa ni las mismas proteínas que la leche de vaca, es tolerada sin problemas por estas personas. Ahora bien, para que sea una correcta alternativa a la leche de vaca, hay que escoger aquellas bebidas de soja enriquecidas con calcio. De lo contrario, la soja no contiene los mismos niveles de calcio que la leche. La dieta podría devenir descalcificante.
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Otro punto a favor es que la bebida de soja, como todos los alimentos de origen vegetal, no contiene colesterol, a diferencia de la leche que sí la tiene. Por lo tanto también es muy recomendable para todas aquellas personas que tengan que cuidar la salud cardiovascular.
Hay que recordar que la bebida de soja no es la única bebida vegetal que existe. Hoy en día también encontramos bebidas de avena, arroz, espelta o quinoa. Y si se quieren utilizar como alternativa a la leche también es recomendable que estén enriquecidas con calcio.
La soja y su efecto en la menopausia
Otro aspecto muy interesante de la soja es su contenido en fitoestrógenos. Estos son sustancias de origen vegetal con una estructura similar a los estrógenos. De ahí que se suela recomendar la soja para prevenir o tratar los síntomas de la menopausia.
El fitoestrógeno más común son las isoflavonas. Éstas están presentes en la soja, pero también en otras legumbres como los garbanzos.
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A las isoflavonas se les atribuye la capacidad de prevenir el cáncer de mama, así como todos aquellos síntomas que puede conllevar la menopausia, como son los sofocos, la osteoporosis o las patologías cardiovasculares. Esto no significa que la soja sea el remedio a todos los síntomas de la menopausia. Pero sí hay estudios que avalan que un consumo regular de isoflavonas mejora la sintomatología asociada. Este consumo se puede hacer a través de bebida de soja, yogures de soja, tofu, etc., o también mediante isoflavonas en forma de suplemento.
Cuidado con la soja modificada
A pesar de las numerosas propiedades beneficiosas de la soja, hay que destacar que actualmente hay un gran número de cultivos de soja de tipo transgénico. Por este motivo es recomendable optar por las variantes de cultivo ecológico.
Actualmente todavía no se tiene la certeza absoluta de qué consecuencia sobre la salud producen estos tipos de cultivos modificados genéticamente.
La importancia de incluir la soja en nuestra… por europapress
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