La rinitis se define como una situación de inflamación de la mucosa nasal, caracterizada por estornudos repetidos, picor, secreción nasal acuosa y obstrucción o bloqueo nasal, uno de los síntomas más complicados de tratar. Además puede ir acompañada de síntomas oculares, óticos y faríngeos. Por todo ello, esta enfermedad empeora claramente la calidad de vida de quien la sufre, pudiendo coexistir o complicarse con otras enfermedades respiratorias como, por ejemplo, la sinusitis.
Esta patología se puede dividir claramente en dos grupos según la causa: rinitis alérgica o no alérgica, siendo la primera la más común.
Rinitis alérgica
La rinitis alérgica afecta a gran parte de la población, siendo más frecuente durante la adolescencia y los primeros años de la edad adulta.
En palabras de José Manuel Barceló, médico especialista en Alergología, “para su desarrollo se requiere una predisposición genética (por ello es frecuente ver varios miembros afectados en distintas familias) y una exposición a alérgenos”. Se sabe, además, que la rinitis alérgica está asociada al mes de nacimiento (es más frecuente en los nacidos en primavera y verano), así como que tiene relación inversa con el número de hermanos mayores.
Sus causas más comunes son los pólenes, los ácaros de polvo domésticos y los epitelios de animales.
Existe una estrecha unión entre la rinitis y otras enfermedades alérgicas. “Hasta un tercio de los pacientes afectados de rinitis acaban desarrollando asma bronquial”, afirma Barceló.
La rinitis alérgica puede clasificarse como leve o moderada-grave según el grado de afectación, o como perenne o estacional si atendemos al patrón de aparición de los síntomas.
Su tratamiento se basa en tres pilares: evitar la causa (alérgeno), aliviar los síntomas y tratar de curarla, explica el experto. Generalmente con el uso de antihistamínicos o corticoesteroides es suficiente para controlar las molestias provocadas por esta enfermedad. No obstante, la inmunoterapia o vacunación con extractos alergénicos es la única manera de modificar el curso de la enfermedad. Con este tratamiento “lo que se pretende es intentar modular el sistema inmunitario del paciente y eventualmente conseguir que tolere ese alérgeno”, apunta José Manuel Barceló.
Rinitis no alérgica
Las causas de este tipo de rinitis pueden ser muy variadas, a ellas atiende esta clasificación:
Rinitis aguda: es el síntoma habitual del resfriado. Puede estar causada por virus y por bacterias.
Rinitis crónica: suele estar causada por el tabaquismo, la polución del aire o algunos tipos de infecciones.
Rinitis atrófica: en este tipo de rinitis la membrana mucosa se vuelve más fina y se endurece, haciendo que los conductos nasales se ensanchen. Se desconoce la causa que la provoca.
Rinitis idiopática o de causa desconocida: su característica principal es la dilatación de los vasos sanguíneos en la membrana mucosa de la nariz. Igual que en el caso anterior, se desconoce su causa. Este trastorno aparece y desaparece, pero se sabe que empeora con la sequedad del aire.
Rinitis medicamentosa: está condicionada por el uso de vasoconstrictores nasales.
Rinitis hormonal: debida a embarazo, menopausia o alteraciones endocrinas como, por ejemplo, hipotiroidismo.
Rinitis emocional: desencadenadas principalmente por el estrés y la estimulación sexual.
Es importante acudir al médico, quien, en cada caso, determinará el tratamiento a seguir.