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por Manuel Requena Usano
Los problemas de oído están relacionados, como es lógico suponer, con una dificultad para escuchar con el corazón, es decir, que se prefiere cerrar los oídos y hacer como que no pasa nada, en lugar de admitir que ciertas cosas nos perturban y tratar de hacer algo para solucionarlas.
Como la mayoría de los mensajes del cuerpo, hay una interpretación doble de los problemas de oído. Por un lado, nos dice que hay ciertas cosas que no nos gusta escuchar, y que deberíamos expresar esas emociones negativas, para que salgan y se sanen. Por otro, es importante darse cuenta de que también hay que aprender a ESCUCHAR CON AMOR, es decir, aceptando sin juicio que todo lo que oímos tiene un propósito, y que nos enseña algo importante sobre el amor.
Como dice Lise Bourbeau en el libro “Obedece a tu cuerpo”:
Cualquier problema que impida oír bien es una indicación de que la persona juzga demasiado lo que oye y siente mucha ira interna. Busca taparse los oídos para no oír.
Las otitis son cada vez más frecuentes en los bebés, porque a los recién nacidos les resulta difícil oír las reprimendas de los adultos. Quieren oír razones inteligentes acerca de por qué actuar o no actuar de tal modo, en lugar de razones emotivas o mentales. También quieren oír palabras coherentes.
La sordera se manifiesta también en una persona que tiene dificultad para oír a los demás; está demasiado ocupada pensando en lo que va a decir. En general, es una persona que con facilidad se siente acusada y vive a la defensiva. Oír una crítica, aunque sea constructiva, la aflige.
Una persona terca, que se cierra a los consejos de los demás y sólo obra a su antojo, también puede crearse el problema de oír menos o de no oír nada. Las personas que tienen miedo de desobedecer también tienen problemas de sordera. No se conceden el derecho de desviarse.
Por otro lado, puede ser una persona tan sensible que no quiera oír los problemas de los demás por miedo a sentirse obligada a resolverlos y no tener tiempo para sí misma. Si hay un dolor en el oído que no afecte la audición, el mensaje del cuerpo es hacerle saber a la persona que lo sufre que se siente culpable y quiere castigarse por lo que desea o no desea oír.
Mensaje:
Si no quieres o no puedes oír lo que sucede o se dice a tu alrededor (tienes los oídos tapados), es el momento de que comiences a escuchar con los oídos del corazón. Te ayudaría aceptar que aquellos a quienes te cuesta trabajo oír hacen lo que pueden, aun cuando no estés de acuerdo con ello. No es lo que dicen lo que más te molesta, sino tu percepción de lo que dicen. Si retomas la confianza en ti y aceptas la idea de que no necesariamente quieren perjudicarte, se te facilitará amarte más y abrirte a lo que los demás tienen que decir.
Si crees que los demás te quieren sólo cuando obedeces, es importante que cambies esta creencia. Ella te hace tener miedo de ser sorprendido en falta hasta el extremo de volverte sordo para tener una excusa por no haber obedecido. Si eres del tipo que quiere resolver la vida de todos tus seres queridos, es preferible que aprendas a escucharlos sin sentirte responsable de su bienestar, en lugar de volverte sordo. De este modo serás más comprensivo y favorecerás la apertura de tu corazón en lugar de cerrar tus oídos.
En lo que respecta a los dolores en el oído, en lugar de acusarte es preferible que cambies tus creencias. Para ello, puedes compartir con los demás tus sentimientos de culpa, lo que te ayudará a comprobar si lo que crees es realmente cierto.
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