Los dolores de cabeza están a la orden del día. El trabajo y el estrés hacen que a veces nuestro organismo se colapse y se manifieste a través de estas molestias. Un simple analgésico o un antinflamatorio nos calmará fácilmente, pero el problema aparece cuando son demasiado fuertes y se reiteran a menudo. Es entonces cuando se habla de migrañas o de jaquecas.
Más allá de un malestar ocasional, la migraña es una enfermedad que puede conllevar graves consecuencias que alterarán nuestro ritmo diario si no le ponemos solución. Todavía no se conocen las causas directas de esta dolencia, pero los médicos son capaces de indicar la forma de prevenirlas, así como los tratamientos más convenientes en cada caso. Por otro lado, conviene saber que existen diferentes tipos de cefaleas, y no todos son migrañas.
No es sólo un dolor de cabeza
También llamada jaqueca, la migraña se caracteriza por ser una enfermedad crónica que presenta ataques de dolor muy fuertes y continuados y que, en ocasiones, acarrea náuseas, mareos y molestias producidas por la luz (fotofobia) o por el ruido (fonofobia). Asimismo, implica un descenso de la capacidad física, e incluso puede llegar a producir alucinaciones en la visión, vértigos, sudores o temblores.
Las crisis pueden durar desde cuatro horas a tres días dependiendo de la intensidad, con intervalos de tiempo sin molestias. La cefalea es el principal síntoma de las migrañas, y se produce de manera unilateral, es decir, que afecta a uno de los lados de la cabeza y de forma pulsátil, en forma de latidos. No obstante, la molestia es de intensidad variable, ya que a cada paciente le afecta de diferente forma y en cada crisis distinta ésta puede ir de moderada a grave. Además, se ha comprobado que el dolor de cabeza se intensifica con la actividad física.
Tipos de migrañas
Existen dos tipos principales de jaqueca. La denominada 'sin aura' conlleva un malestar palpitante que comienza en un lado de la cabeza y, posteriormente, se expande. Es el tipo más común, ya que constituye el 80% del total de jaquecas y puede ir acompañado de vómitos y nauseas, así como del resto de síntomas, que suelen intensificarse con el movimiento.
Por su parte, la llamada 'con aura' consiste en la pérdida visual de un área determinada o la presencia de brillos en zig-zag, que se presentan unas horas o, incluso, dos días antes de comenzar los ataques, por lo que es un aviso de que se van a padecer. También puede producirse, junto a los efectos visuales, hormigueo en las manos, en las comisuras de la boca o en la lengua. El resto de síntomas de esta migraña son iguales a los de la anterior. Normalmente, después de las crisis, cuando el achaque desaparece, el paciente se siente cansado e irritable. Los síntomas posteriores a una migraña se asemejan, en muchas ocasiones, a los de una resaca de alcohol.
¿A qué se debe esta enfermedad?
Detrás de toda dolencia hay una causa que la motiva, pero en el caso de la migraña los estudios todavía no han revelado que es lo que provoca esta enfermedad con certeza. Las estadísticas reflejan que las migrañas afectan tres veces más a la mujer que al hombre, debido a los cambios hormonales que se sufren a lo largo del ciclo menstrual. También reviste una gran relación con factores genéticos, es decir, tienden a heredarse. Así, las personas que tienen antecedentes familiares con ataques, tienen seis veces más probabilidades de padecer esta enfermedad.
La alimentación, sustento de nuestro organismo, es muy importante. Se cree que hay ciertos productos que perjudican a los que padecen este trastorno, como las bebidas estimulantes, los refrescos gaseosos, el alcohol, los cítricos o el chocolate. Igualmente, los cambios de presión atmosférica, los viajes, el estar sometidos a un gran estrés o el dormir inadecuadamente, son factores que también influyen.
Prevención y tratamiento
La mayor parte de los expertos asegura que la prevención es más importante que el tratamiento si se quiere evitar este mal. Y es que se conocen muchos de los factores que pueden provocar dolores de cabeza, por lo que evitar esas prácticas constituye la mejor prevención. Entre los elementos que disminuyen el riesgo de sufrir uno de estos ataques se encuentra la ingestión abundante de agua diariamente, así como la práctica de ejercicio físico.
Por otro lado, conviene evitar el estrés y dormir las horas mínimas necesarias. Para mejorar estos dos aspectos se recomienda aprender técnicas de relajación para evitar colapsarnos con la actividad diaria y poder descansar mejor durante la noche. Comer equilibradamente y evitar el alcohol o cualquier alimento que agrave el dolor, debe estar entre nuestras prioridades si padecemos esta enfermedad. Por último, es de especial importancia eliminar el tabaco, que causa y potencia el dolor de cabeza.
En cuanto al tratamiento, durante el ataque, hay que indicar que es de especial importancia mantenerse en reposo en un lugar donde se cuente son oscuridad y silencio. Asimismo, es muy útil la aplicación de compresas de agua fría y caliente de forma alterna sobre la frente y la base del cuello del enfermo. Para los casos más agudos, nuestro médico nos puede recetar algún fármaco para reducir y controlar el dolor.