Solamente en España, la mitad de las personas con este tipo de diabetes presenta además obesidad. Ante esta realidad, los nuevos tratamientos para el control de la diabetes tipo 2 se dirigen a combatir la diabesidad incidiendo sobre la glucemia y el sobrepeso, para así lograr una mejor calidad de vida en los pacientes enfermos.
La obesidad, presente desde edades muy tempranas en nuestra sociedad, favorece la aparición de muchas enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, la dislipemia, la hiperuricemia, la apnea del sueño, y las enfermedades cardiovasculares y la gota. Además, favorece igualmente la aparición de algunos tipos de tumores malignos, como es el cáncer de endometrio en mujeres postmenopáusicas o el de colon en el hombre.
La hiperglucemia crónica, por su parte, en ausencia de síntomas, conlleva lesiones en múltiples tejidos, entre ellos la retina, los riñones y el sistema cardiovascular, por lo que es muy importante controlar el nivel glucémico.
Está comprobado que la obesidad y la diabetes, por sí mismas, aumentan el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, un riesgo que se incrementa exponencialmente en el caso de la diabesidad.
Actualmente sabemos que los fármacos análogos del GLP-1, una hormona secretada por el intestino cuya función es regular los niveles de glucemia manteniéndolos en rangos de normalidad, son los únicos medicamentos antidiabéticos que, además de controlar la glucemia, inducen una pérdida de peso, con el beneficio que ello conlleva en el control del resto de factores de riesgo cardiovascular. Este hecho representa un cambio radical en el enfoque terapéutico de la diabesidad, ya que la mayoría de los antidiabéticos existentes hasta ahora provocaban como efecto nada deseable un incremento del peso corporal.
¿Conocías ese término? ¿Te preocupas por tu peso así como por tu nivel glucémico? ¿Conoces a alguien que sufra alguna de estas patologías o ambas?
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