Los hongos son organismos que viven a expensas de un huésped en superficies húmedas y calurosas. Se alimentan de materia en descomposición y para ello se sirven de su ‘anfitrión’ en una relación de armonía y, en otros casos, por medio de la infección.
Los que se alojan en el cuerpo humano y no nos hacen bien, a veces se deben a faltas de higiene, al contacto con lugares sucios o se sirven de carencias inmunológicas. Los agentes agresores se resguardan en las zonas con mayor humedad y causan picores, erupciones, salpullidos, eczemas, manchas e incluso ampollas.
Onicomicosis: la afección más común
En el caso del veraniego suele picar en las plantas de los pies y agrietar la piel o en las uñas. Se sirven sobre todo de piscinas, baños públicos, gimnasios, y jardines, para reproducirse y agarrarse a los pies de los viandantes. Un zapato que no transpire, unos calcetines inapropiados, no secarse bien entre los dedos, las heridas mal curadas o herir la uña al cortarla, facilita la infección.Las uñas se levantan sobre el dedo, se ponen amarillas y en su interior se ve como una especie de levadura que son los dermatofitos, que, poco a poco, se comen la queratina y colonizan toda la zona. Hay que tener cuidado porque se suelen pasar al resto de las uñas.
Hay hasta cinco tipos diferentes de la onicomicosis. En casos graves, hay motitas verdes, la piel se pone rojiza y duele. Para asegurarse del tipo de hongo, y actuar en consecuencia, es necesario hacer un cultivo del polvo que se extrae al cortar y limpiar la uña.
Una vez que esto ha ocurrido
La higiene se vuelve importantísima una vez que el hongo se ha instalado. No sólo deberemos lavar con frecuencia esa parte, unas dos veces al día, al menos; además, deberemos aislar la zona ‘enferma’ del resto. Es decir, hay que usar una toalla exclusivamente para ese dedo o pie, y no emplear las mismas tijeras con la uña mala que con las sanas. Por supuesto, la pedicura y manicura será puntual y correcta, con el borde cortado a la perfección.En cuanto a la ropa, se ha de elegir un calzado apropiado- cuero o lona- y evitar que el pie esté encerrado y sudoroso. Si se va a pisar la loza de una piscina es indispensable siempre llevar chanclas. Está prohibido disimularlo tapándolo con tiritas, o esmaltes, o cosas así, y lo más recomendable es acudir al farmacéutico o al médico, para que nos receten un antifúngico.
Paciencia al aplicar los productos
No hay que perder el tiempo: existen una amplia gama de productos para combatir el hongo. Puedes probar con cremas, polvos, líquidos e incluso para los más perezosos hay un rotulador. No son sustancias baratas y requieren ser persistente en las aplicaciones y en la duración del tratamiento.Éstos pueden durar de seis meses a, incluso, dos años, ya que hay que renovar la uña, que debe volver a crecer entera. El proceso durará de seis a ocho meses en el caso de las uñas de las manos y de 12 a 18, para los pies.
Si la infección es muy fuerte y dolorosa, se suele atacar con un medicamento oral y otro de carácter tópico simultáneo. En los primeros, están la terbinafina, la griseofulvina o el ketoconazol. En cuanto a los segundos, habrá tratamientos que se apliquen dos veces al día y otros que bastarán con dos o tres veces a la semana.
Mantener el calendario es fundamental en cualquier caso. Si se quiere acabar con este hongo, la prioridad es la higiene, una buena identificación y una buena ofensiva a largo plazo.