- Dolor abdominal y cólicos.
- Sangre y pus en las heces.
- Diarrea.
- Fiebre.
- Pérdida de peso.
No a todos los enfermos les repercuten igual estos síntomas. Algunos los padecen de forma leve y otros de forma intensa y continuada. No obstante, a todos se les recomienda una dieta que evite los alimentos ricos en grasa y fibra. También se debe beber mucha agua.
El tratamiento puede incluir algunas medicinas, como por ejemplo el paracetamol, cuando los síntomas son leves o corticosteroides cuando son graves. En contraposición, no se debe tomar aspirina, ibuprofeno ni naxproxeno.
Cuando nuestro intestino no responde a la medicación, se pasa a la siguiente fase en el tratamiento: la cirugía. Consiste en la extirpación del colon, y es el método que también se utiliza cuando la colitis puede devenir en cáncer o cuando se produce alguna anomalía grave, como la ruptura del colon o un sangrado intenso.
Como hemos señalado, uno de los grandes problemas de esta enfermedad es que las probabilidades de que se produzca un cáncer de colon o intestino delgado aumentan con el paso de los años, por ello los médicos deciden muchas veces optar por la cirugía.
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