En la literatura de todos los tiempos y en el arte medieval, por ejemplo en la Catedral Notre Dame de París, se ha representado a la naturaleza como un libro, abierto o cerrado según nuestra capacidad de interpretar su manera de comunicarse. Un lenguaje que para la razón es pura matemática, como diría Galileo Galilei, y que para la sensibilidad es una expresión donde prima el color.
La geometría de las formas, por ejemplo, en la disposición de espacios en la arquitectura, nos ubica frente a la realidad. Pero es el color quien tiñe nuestra afectividad y modifica nuestro mundo emocional. Además, la primera sensación, la que primero llega a nuestra conciencia es la de la vista, y dentro de ésta, el color antes que la forma.
El color en el arte
En el marketing actual el primer indicativo es el color: la distribución de zonas de un edificio, los tipos de combustibles que usamos para nuestro vehículo, los identificadores de un cableado eléctrico, el símbolo, el color corporativo de un logotipo, etc. Esta característica es la que abre antes la puerta de nuestra sensibilidad y por ello, es de vital importancia en todos los ámbitos de nuestra vida.
En el arte antiguo los diferentes colores indicaban la presencia de los diversos estados 'tatvas', les llamaban en la India, o vibraciones emocionales en el alma de la naturaleza; o bien formaban un código de encriptación de ocultos significados que ahora los estudios de iconografía y simbología religiosa están intentando descifrar, por ejemplo en los Jeroglíficos Egipcios; o bien un código silencioso conocido por todos, independientemente de la lengua que hablasen, como sucede en la heráldica medieval.
En el arte azteca, en el budismo mahayana y en el taoísmo chino, los dioses o los estados de la naturaleza son representados por cinco colores: blanco, amarillo, rojo, verde y azul, o negro. En la India ésta misma naturaleza es identificada como una cabra tricolor en rojo, blanco y negro, y cada uno de estos colores simboliza, de un modo vivo, las tres tendencias o cualidades 'gunas', que rigen todo cuanto está manifestado en el mundo.
Todos tienen su significado
Rojo es el exceso, el color pasional y creador, la cualidad 'rajas' o activa que representa al dios Brama. La cualidad 'tamas' es figurada como el color negro, que simboliza al dios Shiva, y como tendencia, significa la inercia, la destrucción, la pasividad, la quietud y la descomposición. El blanco está asociado a la cualidad 'satva'o Vishnu, el amor y la sabiduría, el poder de conservación: esta tendencia y color, símbolo vivo de lo puro y luminoso significa la justa medida, la armonía, la acción por deber, el ritmo y el equilibrio.
La misma filosofía hindú dice, como la azteca, que la vida es una galería de pinturas, de sucesión de hechos que tantas veces no podemos evitar, pero que nosotros coloreamos con estados de alma o colores deslucidos, oscuros o vivos y luminosos. Dice también que nuestro pasado es un laberinto de imágenes inmóviles, teñidas por nuestra emotividad y que desde el inconsciente, presiona y modifica nuestra visión e interpretación del mundo. En otros textos identifican la vida, y la naturaleza entera, como un tejido multicolor donde cada hebra -como en el mito de las Parcas griegas o las Nornas germánicas, de un color- es uno de los hilos de nuestro destino.