Los primeros meses del otoño pueden hacer que nuestras defensas se resientan. A pesar de que son cambios que se repiten año tras año, las horas de luz que cada vez van a menos y el clima más frío, pueden terminar haciendo mella en nuestro organismo, llegando a afectar también a nuestro estado de ánimo.
De hecho, los datos hablan de una mayor incidencia de los procesos depresivos, de las visitas al psicólogo e incluso de las bajas por depresión en esta época del año. Pero, ?sabemos a qué se debe realmente?
Cuestión de hormonas
Los seres humanos, como la mayor parte de los mamíferos, necesitamos la luz para vivir. Por ello, cuando empiezan a acortarse los días y a oscurecer antes, nuestro organismo necesita un esfuerzo para amoldarse a esos cambios. En ocasiones, sobre todo cuando nuestras defensas no están preparadas, puede producirse lo que los expertos denominan 'estados de ánimo depresivos estacionales'.
Todo este proceso, como explican desde Psicologos.org, se debe a una "modificación en los niveles hormonales que pueden intervenir en mayor o menor medida en nuestro estado de ánimo" y, por tanto, afectarnos a nivel psicológico.
Aunque no existe una tipificación clara de estos estados, los síntomas se caracterizan por "una sensación de tristeza generalizada que nos puede llevar a sentirnos bajos de energía y de motivación para encarar nuestra vida diaria, una mayor irritabilidad, falta de concentración, etc.", que pueden terminar creando un trastorno psicológico "cuando afectan a esas personas de temperamento más depresivo", aclaran los expertos.
La importancia del sol
Según los psicólogos, para que los cambios estacionales nos afecten lo menos posible "se recomienda reforzar el ejercicios físico y buscar el contacto con el sol y la luz cada vez que sea posible". Asimismo, deberemos intentar descansar adecuadamente para que nuestro 'reloj biológico' pueda amoldarse bien a los cambios, y evitar las situaciones de estrés que nos puedan exponer más a un posible problema.
Por otro lado, también deberemos prestar atención a nuestra dieta "ya que una de las características de este fenómeno es la tendencia a consumir mayor cantidad de calorías, grasas y azúcares, para compensar los desequilibrios hormonales que produce la falta de energía solar".
Por último, desde Psicologos.org aconsejan "estar pendientes de aquellas personas que tienen antecedentes familiares de depresión u otros cuadros psiquiátricos y a todos aquellos que estén atravesando crisis particulares en algún plano de su vida".
Un buen remedio está en intentar mantenernos activos y no dejar que la apatía se vuelva parte de nuestra rutina. No obstante, si el problema se complica, no hay que dudar en ponernos en manos de un especialista que nos dará las pautas para intentar recuperar el ánimo perdido.