Con el ritmo rápido de la vida actual, es fácil que se nos olvide cuidarnos correctamente -o al menos, que nos resulte complicado encontrar el momento de hacerlo-. Llenamos nuestras agendas con tareas que hacer y nuestra mente de sueños, expectativas y proyectos… Y en el camino vamos reduciendo el tiempo para escucharnos, mimarnos, querernos y cuidarnos a nosotros mismos.
Hasta que cuerpo y/o mente dicen “aquí estoy yo, hazme caso ya”, y nos obliga a parar.
El problema es que muchas veces recurrimos a la “solución” rápida y fácil de medicarnos con lo que corresponda, sin cambiar hábitos de nuestra vida y sin ni siquiera reflexionar al respecto. Y esto, más que una solución real es una apaño para salir del paso. Lo ideal sería dedicar tiempo a cuidarnos de verdad. Pararnos realmente a pensar de dónde viene lo que nos pasa y qué podemos hacer para minimizarlo, yendo a las causas, a los orígenes y buscando soluciones saludables.
Una época de estrés intenso, por ejemplo, puede hacer que nuestro cuerpo nos avise con dolores de cabeza. La mejor solución no es tomar analgésicos y seguir con el ritmo de vida actual y con los mismos hábitos, sino plantearnos lo que nos está haciendo daño y buscar alternativas para reducir el impacto que nos genera.
Sí, es difícil. Sí, es incómodo. Sí, es lento. Y sí, requiere sacrificio. Pero en realidad es la manera ideal de tratarnos. Es la forma correcta de cuidarnos.
Y para darnos cuenta de lo que nos pasa y ver con claridad las causas y consecuencias, es necesario disponer de un tiempo de calidad para dedicarnos. De espacio para escucharnos y reflexionar sobre lo que podemos hacer. Y por supuesto, mucho compromiso y esfuerzo para poner en práctica los cambios necesarios.
Nadie dijo que fuera fácil…
Estos meses en los que he estado bastante ausente ha sido, precisamente, porque he estado dedicándome más tiempo a mí misma. Se ha juntado también con varios cambios importante en mi vida que requerían que les dedicara una especial atención. Pero sobre todo, ha sido un tiempo de compromiso conmigo misma, de cuidados y de mimos, para mejorar mi estado de salud física y mental.
Aún me queda camino por delante, pero los nuevos hábitos -con todas sus dificultades e incomodidades- van dando sus frutos :-)
Y sin duda, cuando empiezas a dedicar tiempo a cuidarte, poco a poco todo va poniéndose en su sitio y la vida se ve de otra manera -una más bonita, por supuesto-.
Un abrazo,
Rut
Nota: La idea de este post no es menospreciar la medicina occidental ni demonizar los fármacos. Es sólo una reflexión personal que apuesta por ser más conscientes de lo que nos pasa y buscar alternativas más saludables y sostenibles a muchos de los problemas de salud que tenemos con frecuencia. Por supuesto que existen patologías que requieren de tratamiento y seguimiento médico, y por supuesto que lo respeto. Pero creo que no podemos dejar todo en manos de la medicación; se trata también de apostar por un compromiso con uno mismo para dedicar tiempo a cuidarnos más y mejor ;-)
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