Este concepto de análisis transaccional lo propuso el psiquiatra Eric Berne, allá por los 50, y se trata de un sistema en el que se proporcionan técnicas de comportamiento para mejorar la comunicación. Este modelo se basa en tres roles que marcan nuestro comportamiento y que él definió como Estados del yo, y que son Padre, Adulto y Niño.
Los estados son, en principio, positivos, pero si nos vamos al exceso se convierten en negativo. Analizando cada uno en detalle:
PADRE
En este estado reproducimos el comportamiento de nuestros padres, abuelos, maestros, jefes... Giramos en torno a la responsabilidad y la protección. Se distinguen dos tipos de conductas: el padre crítico (el que manda) y el padre nutritivo (el que apoya) Cada uno tiene su faceta positiva y la negativa
Padre Crítico
El Padre Nutritivo
ADULTO
Es el que desarrollamos durante la madurez, y se basa en la gestión de los datos, en establecer acuerdos. Tiene, como no, su Yin y su Yang:
NIÑO
Es el estado de la inocencia, la irresponsabilidad, la alegría,... pero también del egoísmo, la tiranía. Consta de cuatro conductas definidas:
Niño Natural
Pequeño Profesor
Niño Rebelde
Niño Sumiso
Lógicamente, todos tenemos un poco de todos, pero es interesante ver con qué nos identificamos más, o dependiendo de las situaciones cómo reaccionamos nosotros y cómo se comporta la otra persona. Estefanía nos invitó a realizar un Egograma con el que se trata de ver en qué conductas nos encontramos y poder corregir las negativas.
Tener esto presente nos puede ayudar a resolver problemas de comunicación, transacciones que están deterioradas. Por ejemplo, si somos padre crítico nos podemos encontrar con un niño rebelde negativo y la solución no es ser más autoritario aún (crítico negativo), sino inclinarnos por una conducta de padre nutritivo. En este esquema se resumen todas las conductas de cada estado.
Finalmente, recordamos la forma de resolver los conflictos mediante la comunicación no violenta basada en cuatro pasos:
- Observación: analizar qué es lo que pasa y cuál es el problema
- Identificar sentimientos: ¿cómo me siento cuando ocurre este problema?
- Identificar necesidades, tanto mías como de la otra persona
- Pedir u ofrecer la solución: de forma clara y concreta, sin violencia
Desde luego, la comunicación es uno de los aspectos más descuidados de la Humanidad en general, y nuestra vida puede cambiar radicalmente si dominamos el arte de comunicarnos bien.