A continuación les hablaremos del caso específico de la alergia a los ácaros del polvo. Existen muchas vías para que un alérgeno entre en contacto con el organismo provocando la alergia, como la ingestión en el caso de las alergias alimentarias o la inyección a través de a piel como sucede con algunos medicamentos, aunque la forma más común es a través del aire entrando en contacto con la mucosa nasal, ocular o bronquial. Dentro de las alergias que actúan siguiendo este último camino encontramos la alergia al polen, a los pelos de los animales domésticos… y, por supuesto, a los ácaros.
Causas y síntomas de la alergia a los ácaros del polvo
Se desconoce por qué algunas personas son alérgicas y otras no, o por qué una persona que previamente toleraba una sustancia ya no lo hace (sensibilización). Lo que si se sabe es que se suelen desarrollar alergias a aquellas cosas con las que se entran en contacto a menudo y que existe cierta predisposición genética a contraer alergias, que no a una alergia determinada, que es lo que se conoce como constitución atópica.
En función de en qué parte del organismo entre en contacto el alérgeno los síntomas de la alergia a los ácaros del polvo pueden ser unos y otros, incluso pueden coexistir todos simultáneamente:
Contacto con la mucosa bronquial: provocando crisis súbitas y transitorias de asma bronquial caracterizadas por accesos de tos, fatiga y los conocidos como ‘pitos’ en el pecho al respirar.
Contacto con la mucosa nasal: provocando la aparición de manifestaciones sintomáticas típicas de rinitis como el taponamiento nasal, secreción de mucosidad, estornudos…
Contacto con la superficie de los ojos: provocando picor, conjuntivitis y lagrimeo.
Contacto con la piel: puede provocar la aparición de erupciones pruriginosas (urticaria).
Prevención y tratamiento
Una vez diagnosticada la alergia que provoca los síntomas en el paciente a través de una prueba que pone en contacto al alérgeno con la piel, llega el momento de buscar las mejores alternativas para tratar la alergia. Existen tres formas posibles de hacerlo: la más importante es evitar la exposición al alérgeno, pero también se puede administrar vacunas desensibilizantes durante un tiempo prolongado o prescribir medicamentos como antihistamínicos, corticoides o broncodilatadores para aliviar los síntomas que causa la alergia en el paciente.
Es muy difícil eliminar por completo los ácaros que habitan en el polvo del hogar, sin embargo existen algunas medidas que pueden reducirlos:
Limpieza frecuente de la casa, sin levantar polvo y a ser posible utilizando paños húmedos y aspirador, evitando el uso de la escoba.
Si es la persona alérgica la que realiza la limpieza del hogar es recomendable el uso de mascarillas protectoras para evitar lo máximo posible el contacto de los ácaros con las vías respiratorias.
Los suelos deben ser lisos, de un material fácilmente limpiable.
Las paredes es aconsejable que sean pintadas, y no empapeladas o enteladas, y a ser posible con material plástico y lavable.
Las habitaciones, sobre todo el dormitorio del alérgico, deben estar bien ventiladas y soleadas (la luz solar mata a los ácaros). Es importante evitar la humedad.
Evitar el exceso de mobiliario y objetos decorativos que acumulen polvo.
Evitar los sillones y butacas que no estén forrados de piel o similar.
Evitar las estanterías no cerradas con libros, ya que éstos acumulan grandes cantidades de polvo y son difíciles de limpiar, así como los peluches.
Evitar el uso excesivo de cortinas. Además, es importante que sean de un material fácilmente lavable. Al igual que la ropa de cama deberán ser lavadas con frecuencia y a una temperatura superior a 70ºC.
Evitar el uso de alfombras y moquetas, en caso de que esto no sea posible, es importante limpiarlas con frecuencia y con aspirador.
Especiales cuidados merece la cama donde el alérgico descanse cada noche:
Es preferible que el alérgico duerma en un colchón de espuma a uno de muelles y que evite los de la lana, plumas, algodón o miraguano. Asimismo los expertos recomiendan forrar el colchón y la almohada con fundas de plástico u otro material impermeable.
La ropa de cama deberá ser de tejido sintético y, por supuesto, fácilmente lavable, evitando edredones y colchas.
El colchón y el somier deberán ser limpiados con aspiradora al menos una vez por semana.
El cabecero de la cama deberá ser limpiado con regularidad y es preferible que sea sencillo a que tengan demasiados adornos que dificulten su limpieza.
Agradecimientos: Instituto UCB de Alergia.
Imágenes (por orden de aparición): ☮Katrina☮/Flickr, Astragony/Flickr, Fotos Gov/Ba /Flickr y Paragon Apartments/Flickr.