Los enfoques tanto farmacológicos como no farmacológicos deben considerarse en todos los planes de tratamiento del dolor, cualquiera que sea el tipo del mismo. Muchas intervenciones simples diseñadas para mejorarla relajación y el control del paciente pueden actuar de modo sinérgico con las medicaciones para el dolor con el fin de aliviar éste y el malestar que le acompaña. Además, hay que tener en cuenta que el mismo paciente puede sufrir más de tipos de dolor.
Tipos De Dolor Más Frecuente
1-Dolor por traumatismos
El dolor puede estar causado por el traumatismo original, los procedimientos quirúrgicos, la restricción del movimiento o una enfermedad subyacente, y la presencia de vías, tubos y drenajes. Puede verse exacerbado de modo significativo por respuestas de estrés postraumático físicas y psicológicas. La elección de los analgésicos, las dosis, el tiempo y la vía de administración debe adaptarse a cada uno de los pacientes,y según el contexto global del paciente y lo que la familia desea.
La comunicación frecuente con la familia puede también optimizar las expectativas adecuadas de los miembros de la familia, lo que les permite atender mejor las necesidades de su hijo. Cuando el dolor es prolongado, las dosis deben ajustarse para compensar la tolerancia física y se deben usar estrategias de retirada para reducir al mínimo los síntomas de abstinencia
2-Dolor oncológico
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso un modelo para el tratamiento analgésico del dolor oncológico conocido como escalera analgésica , que consiste en una jerarquía de intervenciones farmacológicas orales diseñada para tratar el dolor de magnitud creciente. Presenta un marco para el uso racional de la medicación oral antes de la aplicación de otras técnicas o la administración de otros fármacos. El tratamiento de elección para el dolor moderado o grave son los opiáceos. Los analgésicos no opiáceos se utilizan para tratar el dolor leve, un opiáceo débil en el caso de dolor moderado, y opiáceos fuertes para el dolor más intenso. Se pueden añadir analgésicos adyuvantes y tratar activamente los efectos secundarios y los síntomas de comorbilidad.
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3-Dolor asociado a enfermedades avanzadas
Los pacientes con enfermedades muy avanzadas suelen tener unos de los tipos de dolor inespecificos, como cáncer, SIDA, enfermedades neurodegenerativas y fibrosis quística, necesitan un tratamiento focalizado en los cuidados paliativos para optimizar la calidad de vida. El tratamiento tanto farmacológico como no farmacológico del dolor y otros síntomas que generan ansiedad puede ser un componente clave del cuidado paliativo. Los planes terapéuticos individuales deben establecerse atendiendo a las diferencias entre las distintas enfermedades en relación con la progresión de la enfermedad subyacente, los síntomas angustiosos asociados y las respuestas emocionales habituales.
Más del 90% de los niños y adolescentes con cáncer terminal pueden sentirse aliviados con el aumento progresivo de los opiáceos según la escala de la OMS. En un pequeño subgrupo (5%) aumentará extraordinariamente la dosis de opiáceos de forma escalonada hasta más de 100 veces las tasas habituales de infusión de morfina u otro opiáceo. En la mayoría de estos casos hay diseminación de tumores sólidos a la médula espinal, raíces o plexos y los signos de dolor neuropático son evidentes.
Los tipos de dolor que el paciente experimenta (neuropático, miofascial) debe determinar la necesidad de agentes adyuvantes. En los cuidados paliativos también deben tenerse en cuenta las medidas complementarias, como el masaje, la hipnoterapia o la atención espiritual.
4-Dolor crónico recurrente no maligno
Una gran proporción de niños, por otro lado sanos, sufre episodios recurrentes de cefalea, dolor torácico, dolor abdominal o articular continuos e inespecíficos. Estos niños, que a menudo sólo tienen un problema de señal neurosensorial del dolor, parecen crecer con normalidad y no muestran signos sugerentes de enfermedad grave. En general, el tratamiento del dolor crónico se debe centrar en el enfoque no farmacológico, más que la excesiva confianza en los medicamentos de forma aislada.
Cuando se llega a la conclusión de que el dolor de un paciente no está relacionado con una enfermedad, es muy importante para el pediatra: 1) evitar la sobremedicación porque puede exacerbar el dolor y la discapacidad asociada, 2) mantener una mentalidad abierta para reevaluar el diagnóstico si la presentación clínica cambia, y 3) comprender y comunicar a la familia que el dolor tiene una base biológica (probablemente relacionada con las señales neuronales y la alteración en la regulación de los neurotransmisores) y está naturalmente alterando al niño y a la familia.
Todos los pacientes y las familias deben recibir una explicación simple de la fisiología del dolor que les ayude a comprender la importancia de la rehabilitación funcional para normalizar la señal dolorosa, el riesgo bajo de causar más lesiones con el incremento sistemático del funcionamiento normal, y los riesgos asociados al tratamiento del dolor como si fuera agudo.
Para la mayoría de la gente es ilógico mover una parte del cuerpo que duele, y muchos pacientes con dolor crónico presentan atrofia o contracturas de una extremidad dolorosa debido a la falta de uso. Además, el aumento asociado de preocupación y ansiedad puede empeorar el dolor y dejar el cuerpo aún más vulnerable a futuras enfermedades, lesiones y discapacidades.
Para un pequeño grupo de niños con dolor crónico, el absentismo escolar es un problema importante. Es necesaria una evaluación especialmente detallada de posibles problemas familiares, cognitivos, de aprendizaje, con compañeros, de ansiedad y otros problemas emocionales para asegurar que se puede elaborar y llevar adelante un plan para la vuelta al colegio. Se ha visto que, en estos pacientes, el aprendizaje en casa implica un peor pronóstico y, por tanto, no se recomienda como una solución a largo plazo.
5-Dolor neurópatico
El dolor neuropático está causado por la excitabilidad anormal del sistema nervioso central o periférico que puede persistir tras la curación de una herida o la normalización de una inflamación. El dolor, que puede ser agudo o crónico, se describe a menudo como una quemazón o una puñalada y puede asociarse con hipersensibilidad cutánea (alodinia).
Estos tipos de dolor puede ser responsable de más del 35% de las derivaciones a consultas de tratamiento del dolor y suele suponer lesiones de nervios periféricos postraumáticas y posquirúrgicas, miembro fantasma tras una amputación, dolor tras la lesión de la médula y dolor durante las neuropatías metabólicas. Por lo general, el dolor neuropático responde mal a los opiáceos.
En los adultos la evidencia sugiere la eficacia de los antidepresivos tricíclicos (nortriptilina, amitriptilina) y los anticonvulsivos (carbamazepina, gabapentina) para tratar este tipo de dolor. El síndrome de dolor regional complejo tipo I (antes conocido como distrofia simpática refleja) es el término aplicado a una parte del cuerpo afectada que se ha sensibilizado sin ninguna lesión nerviosa. La hiperalgesia puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, a menudo sin ninguna distribución neuronal particular, e incluye los órganos internos (p. ej., estómago o esófago). El tratamiento hace hincapié en la terapia física y la facilitación de la funcionalidad por estos tipos de dolor.
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