Consejos para no amargarte la vida
1. ¿Qué ganas con tanto enfado? ¿Qué te aporta esta actitud de estar a la defensiva ante la vida? Hay un tesoro que pierdes en primer lugar: el tiempo. La vida avanza mientras esperas a que tu vida sea como una película. La realidad es que si no aprendes a ser feliz hoy con tus circunstancias, es muy difícil que llegues a serlo cuando todo sea aparentemente perfecto.
2. La vida es lo que es. Con sus luces y sus sombras. Hay rachas malas. Otras regulares. Y algunas muy positivas. Sin duda, cuando vivimos una buena etapa descubrimos que la aventura de vivir es un verdadero regalo en sí mismo. Por tanto, en situaciones de adversidad, intenta agarrarte con fuerza a ese tipo de situaciones.
3. Algunas personas se amargan la existencia por factores estéticos. Por ejemplo, gente que vive permanentemente a dieta. La autoestima nace de distintos pilares. Uno de los más importantes es la aceptación del plano físico. Vivimos en una sociedad en la que el deporte como algo saludable ha dado paso a una especie de fiebre obsesiva.
4. No puedes caer bien a todo el mundo. Tampoco todas las personas de tu entorno pueden actuar de un modo que tú estés de acuerdo con su modo de obrar. En muchos momentos, perdemos energía por esto. Porque nos frustra que alguien no haya obrado tal y como lo hubiésemos hecho nosotros mismos.
5. El final de la vida siempre es el mismo: la muerte. La verdadera magia está en el proceso. Todo el tiempo que pasas amargado, es vida que avanza y que no disfrutas de verdad.
6. Todo pasa, todo cambia. No te tomes todo de un modo personal. Intenta marcar un escudo protector respecto de aquellas situaciones que te desbordan en la rutina cotidiana. Solo permanece lo importante, por ejemplo, tu identidad, la amistad verdadera y la ética.
7. El sentido del humor es más efectivo incluso que una terapia psicológica. Ríe más, ríe a carcajadas porque una sonrisa es una ilusión universal.
8. Ocúpate de aquellos asuntos pendientes de resolver pero no te preocupes de eso antes de tiempo. Los problemas se vuelven gigantes cuando te recreas en ellos una y mil veces. Imagina que puedes cambiar de gafas para observar la vida como si fuese de color de rosa. Cambia la perspectiva para sentirte como el protagonista de una comedia.
Abraza el presente. No te amargues la existencia y menos, por tonterías. Evita el rol de víctima o el drama constante. Ahora que estamos a final de año piensa en qué situaciones no has vivido realmente por tener una actitud de negatividad total.