El desgarro muscular aparece cuando hay un sobreesfuerzo. Un tirón fuerte o un impacto con mayor fuerza de la habitual puede crear pequeñas rupturas del tejido muscular y eso genera el dolor y la lesión del desgarro muscular propiamente dicho. Primero hay que poder identificar el nivel del desgarro, la clasificación utiliza tres categorías:
Leve: este tipo de lesiones también se conoce como músculo extendido. La zona en cuestión tendrá una molestia leve, el nivel de desgarro del músculo apenas s supera el 5% del total del tejido. Hay dolor al realizar movimientos pero la recuperación es muy sencilla mediante buen reposo.
Moderada: en estas lesiones ya hay un dolor mayor. Suele venir acompañada de un bulto emergente bajo la piel. Si bien el músculo no se rompe del todo en estas lesiones moderadas, hay que tratar de forma inmediata con un profesional porque el dolor no cesa aún estando en reposo.
Severa: en esta tercera categoría el músculo se ha roto. Se puede percibir a simple vista, ya que aparece en la piel una mancha morada, signo de que hay sangrado y de que el músculo está partido en dos o más partes. Los desgarros graves suelen identificarse rápidamente también por un crujido súbito y la imposibilidad de mover normalmente el área afectada.
¿Cómo tratar un desgarro muscular?
Una vez identificado el nivel de la lesión, ya es posible empezar a pensar en las soluciones disponibles. Un remedio casero muy habitual es el de la utilización de compresas frías. Aplicar frío rápidamente sobre la zona afectada ayuda a reducir la inflamación y la incidencia del desgarro.
El reposo y un vendaje adecuado son factores muy importantes para que la recuperación por desgarros musculares se lleve adelante en el menor tiempo posible. Dependerá mucho del músculo que hayamos desgarrado y de la posibilidad real de disminuir al máximo los movimientos en determinadas zonas. Por ese motivo muchas personas tienden a volver a lesionarse, si no se cura apropiadamente una lesión de este tipo, es probable que volvamos a lastimarnos con regularidad.
Los cataplasmas, también conocidos como emplastes, forman parte de los remedios caseros que ayudan a reducir la inflamación y acelerar los tiempos de recuperación. Existen diferentes hierbas naturales y aceites que ayudan a la realización de estos emplastes. Una receta muy extendida incluye:
10 gotas de aceite de onagra.
10 gotas de jugo de limón.
10 gotas de té de manzanilla.
10 gotas de extracto de romero.
10 gotas de infusión de hinojo.
Estas son algunas de las alternativas para ayudar a tu cuerpo a recuperarse rápidamente de los desgarros musculares. Recuerda siempre consultar a tu médico para un diagnóstico adecuado y de cuidar tu salud para no volver a desgarrarte.