Será que me estoy haciendo mayor y cada vez más las situaciones de la vida corroboran mi forma de pensar:
Estamos en este mundo para recordar quienes somos y mediante ese recuerdo, despertar del sueño aletargado que nos impide ver con otros ojos el mundo que nos rodea.
La misión que traemos
Cada día es un aprendizaje que nos permite avanzar en el camino espiritual y evolutivo. Hay un espacio o tiempo antes de nacer que se le llama “entre vida”, allí escogemos nuestro sexo, el color de nuestra piel, el país en el que queremos nacer... como broche de oro, los padres que necesitamos para desarrollar el trabajo espiritual, la misión que cada uno traemos a esta vida.Creo que esta teoría ya no te sorprende, forma parte del pensamiento y de una filosofía evolutiva, que se está haciendo popular.
Cómo funciona la mente
Personalmente creo que es así: Mis experiencias son los efectos de lo que yo pienso y de lo que yo siento. Lo que me sucede es que no lo veo o no quiero darme cuenta que eso que veo “proyectado en el otro”, está en mí.Tal es así que cuando percibo soledad o abandono, no es más que una idea que he alimentado y reforzado hasta el punto de verla proyectada afuera. Esta idea produce en mí un sentimiento, de temor a ser abandonado. Puedo aceptarla o no, pero está latente en mí. Es un miedo muy sutil que puedo alimentarlo sin darme cuenta. Porque hay una gran parte en mi mente de la que yo no tengo pleno control. Es la parte inconsciente.
Bruce Lipton dice que nuestra mente consta de una pequeña parte llamada consciente de tan solo un 5% y el resto 95% de inconsciente o subconsciente.
La mente es energía, no tiene un espacio determinado. Cuando tú estas pensando, trasmites energía y los pensamientos son tan poderosos que influyen en tu salud.
Si te mantienes alerta y observante en cada momento de lo que estás pensando, serás capaz de darte cuenta de qué estás pensando y del efecto que tiene sobre ti.
Somos creadores de un nuevo sistema de pensamiento donde “yo” soy el artífice, donde yo puedo elegir qué pensar y qué dejar de pensar. Quizás habitualmente pensemos una y otra vez lo mismo, de modo que no parece que estemos eligiendo nuestros pensamientos, pero en su momento hicimos la opción original.
Podemos negarnos a pensar ciertas cosas.
¿Cuántas veces te has negado a pensar algo positivo sobre ti mismo?... También puedes negarte a pensar algo negativo sobre ti mismo. ¿Te gustaría hacer la prueba?
Tus creencias son aquello que tú admites en algún momento como cierto. Por ejemplo: cierras los ojos y piensas en la persona amada, tu cerebro comienza a segregar dopamina. Lo sientes en tu cuerpo, percibes como fluye la energía por cada una de tus células hasta puedes sentir el amor. ¡Es por eso, que cuando estamos enamorados nos sentimos muy bien! Con un estado optimo de salud y bienestar.
Lo mismo nos ocurre cuando segregamos hormonas del estrés o del miedo. Son tan potentes que las células se colapsan e impiden que fluya la información por todo el cuerpo, impidiendo así el bienestar, la salud, el crecimiento y su desarrollo armónico.
El pasado influye
Llevamos a cuestas memorias que pertenecen a nuestros ancestros, de cinco o seis generaciones anteriores a nosotros. Conocer sus historias nos permite obtener mayor libertad.El Transgeneracional se basa en una serie de principios:
Todo aquello que no se reconoce, vuelve en forma de destino.
Carl Gustav Jung
Esto quiere decir que los sufrimientos que vivieron nuestros antepasados y no los reconocieron, vuelven en forma de sufrimientos. Creemos erróneamente que llevar a cuestas un drama libera al inconsciente familiar. Podemos hacer muchas sesiones sobre este tema, pero si no se reconoce el drama, se acepta y se libera, lo llevaremos a cuestas como una pesada mochila, sin podernos liberar de ella, por varias generaciones.
Muchas veces estamos viviendo situaciones que no nos pertenecen, que forman parte de ese inconsciente familiar y en otros casos del inconsciente colectivo. Todos esos problemas, nos afectan a nivel emocional, a nivel mental y físico. Lo expresamos sin ser conscientes de que lo estamos repitiendo. Pero de los pensamientos inconscientes que me atan a los bloqueos del pasado yo puedo liberarme.
Cómo influye lo que vivimos
Un ejemplo de cómo nos influye emocionalmente la situación que estamos viviendo, es este tiempo de cambios, de incertidumbre, de “pandemia”, de impermanencia. Es un tiempo para tomar consciencia, para mirar hacia nuestro interior, para valorarnos y reconocernos tal como somos.Cómo prepararnos para este tiempo de cambios
Aléjate de las personas nocivas, que están continuamente juzgando, decretando, hasta el punto de crear una energía densa en tu entorno de la que muchas veces te resulta difícil transmutar.
No digo que tengas que romper y no relacionarte más con esas personas que actúan como vampiros energéticos. Estamos aquí para dar y recibir simultáneamente.
Aprende a conocerte observándote, valorándote y aceptándote tal como eres y sé auténtico en la entrega y el servicio.
Observa la situación, saca una enseñanza, aprende de ella para estar preparado y no permitir la manipulación por miedo al abandono o al qué dirán. ¡Seamos auténticos!
No es un tiempo para elegir, sin embargo, es un tiempo para mejorar tú a nivel de relaciones personales. Es un tiempo para mejorar tu relación a nivel familiar, aunque tu dirás, cómo, si no podemos visitarnos. Justamente porque tenemos menos roce, pero nos comunicamos con más coherencia.
No temas dejar de tomar decisiones por miedo a la soledad, al abandono o la marginación.
Piensa, ¿qué te gustaría cambiar en tu vida? ¿Qué te gustaría mejorar?
El miedo
Miedo es la ausencia de amor en mi consciencia. Miedo a ser abandonado, miedo a enfermar, miedo a contagiarme...Tenemos que ser conscientes que es una idea que tenemos ante la situación que estamos viviendo.
Cómo salir del miedo
Si quiero salir del miedo a ser abandonado, no puedo mantener esa idea. Tengo que soltarla y para soltarla tengo que darme cuenta que no me hace bien. Es todo un proceso de reconocer, de aceptar y soltar.Un ejercicio muy práctico es imaginarme que tengo algo en mi zapato que me molesta al caminar. Observo de qué se trata. Cuando me doy cuenta que es una piedra, inmediatamente actúo sacándola y sacudiendo mi pie para que no me quede nada. Ahora sí, continúo mi camino libre de obstáculos. Cuando más me enfoco en algo más se expande. Más refuerzo el efecto que produce, de dolor, de impotencia, de temor a no poder continuar.
Según sea el obstáculo serán los efectos y así las consecuencias. Tengo que buscar la causa para liberarla, para solucionarla y si es una herida sanarla. A mayor consciencia de mi reconocimiento voy dándome cuenta de la dificultad y a su vez buscando soluciones inmediatas.
Lo mismo sucede cuando se trata de algo emocional, por ejemplo: miedo a ser abandonado.
Si yo tengo la idea de haber sido abandonado, y la sostengo y la refuerzo, recordando las veces que me han abandonado, estoy alimentando esa idea, la estoy haciendo real.
¿Qué tengo que hacer?
Observarme qué estoy pensando, qué estoy sintiendo...
Puedo preguntarme ¿Cuándo fue la última vez que me he sentido abandonado?
Reconozco el abandono.
Tomo consciencia que no soy solo un cuerpo, soy algo más.
Cuando me reconozco como tal, reconozco que yo Soy Unidad, que Soy energía, que Soy espíritu. Ahora me doy cuenta que cuando tomo consciencia de mi Yo Soy, ya no experimento abandono. Ya no temo, los contagios, no temo la enfermedad. No temo el abandono o la marginación.
Necesito tomar consciencia de Ser. Saber quién Soy. Para tener paz necesito ser consciente de Ser, de mi ser espiritual.
Hay una parte de la mente que le podemos llamar mente lógica, tiene consciencia de la idea de ser. Para poder comprender mejor este término podemos reconocerlo como un verbo permanente. Ser.
Yo soy, Tú eres... Tú no puedes dejar de ser, por lo tanto, desde que nacemos Somos.
Tenemos la creencia que cuando nacemos comenzamos a ser. Y con el tiempo empezamos a conocer quien somos, pero el nacimiento no es el origen de Ser.
Ser es algo más profundo que surge de mirar hacia dentro, hacia uno mismo. Es un camino de relación con uno mismo, contigo mismo.
Es algo que aún no somos conscientes que muchas veces, nuestra mayor dificultad es que no sabemos relacionarnos con nosotros mismos. Por ello tenemos tanto problema para relacionarnos con los demás.
¿De dónde proviene nuestro miedo?
¿De dónde proviene mi miedo? ¿¡De no saber quién soy en realidad!?
El miedo nace de identificarme con lo que no soy. Tengo la creencia por mi historia personal que soy una persona, con una trayectoria y un documento personal que vive en un espacio- tiempo. ¡Yo no soy solo eso! ¡Soy algo más!
Así, es normal que tengamos miedo, porque me estoy identificando con algo transitorio, con lo vulnerable, con la muerte. Todos nuestros programas están basados en el no Ser. La única forma de salir de este miedo es darnos cuenta de las creencias que tenemos, de nuestro sistema de pensamiento.
Aquel pensamiento de mis antepasados que había sido borrado u olvidado, va a presentarse en la descendencia reclamando su lugar, su reconocimiento, su valía. Y hasta que no lo reconozca no dejará de incordiarme. Es como si faltara alguien dentro del árbol familiar reclamando su lugar. Aunque muchas veces no somos conscientes de esta reparación.
Por ejemplo, si en generaciones anteriores, un antepasado estuvo en peligro, por las consecuencias de la guerra, del hambre, de la peste o la enfermedad... esa información de peligro se va a transmitir a la descendencia, para que los descendientes puedan construir programas de adaptación y supervivencia.
Hemos dicho anteriormente que:
El miedo es ausencia de amor. Ahora tomo consciencia y aprendo a reconocer quién soy. Si me reconozco como un ser amado, ese miedo poco a poco se irá disipando, hasta experimentar mi reconocimiento y aceptación.
Ahora soy consciente del Amor que se expande en mi ser y se trasmite en mi entorno, en mis seres queridos, en mi familia, en mis amigos, en mi vida cotidiana.
Cómo superar los miedos:
Deja de escaparle y negarlo, acéptalo afrontando la situación.
Si es necesario abrázalo, conquístalo, sedúcelo, date permiso y confía.
Date permiso a ser tú misma.
Que tu amor sea más grande que tus miedos.
¡Cancela cualquier pensamiento que alimente el miedo!
Y si después de todo en algún momento sientes miedo, elige vivir esa situación desde la paz.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.