1) ¡No esperes a sentirte viejo para ser joven!
Todo el mundo sabe que a medida que envejeces, el ejercicio regular te hace sentir más joven y mantiene tu cuerpo ágil por más tiempo. Además, un movimiento sano y consciente también mejora tu mente y el funcionamiento de tu cerebro.
Sin embargo, no todo el mundo sabe que existe una relación estrecha y significativa entre el movimiento y el cerebro. Cada uno de nuestros movimientos se registra en el cerebro que tiene en la memoria cada acción aprendida y realizada. El conjunto de movimientos que componen una acción se denomina función motora. Puede ser tan simple o complejo como levantarse, sentarse, caminar, darse la vuelta.
En cada función motora hay una intención. Significa que el movimiento no es un fin en sí mismo, sino que tiene un propósito que da sentido a por qué actúo.
2) Siempre hay un por qué haces lo que haces
Siempre hay un por qué haces lo que haces. La motivación que conduce al movimiento no es el único aspecto importante. Pero cómo lo haces es muy importante. Qué haces, por qué lo haces y cómo lo haces, deja huellas en tu cerebro. Tus gestos y movimientos quedan memorizados y forman mapas. Los mapas se encienden y apagan dependiendo de cómo los usas. Por lo tanto, si por alguna razón dejas de hacer un determinado movimiento, esa parte del cerebro, que lo tiene en la memoria, se apagará y quedará inactiva. Y olvidarás que sabes hacer ese movimiento, aunque en algún lugar quedará como recuerdo.
Además, con el paso de los años aprendes a moverte de una forma determinada que se irá consolidando como hábito hasta tal punto que tu cerebro se activará automáticamente reproduciendo el mismo patrón motor.
Significa que se construyen mapas llamados mapas neuromotores que, como mapas de carreteras, se conectan entre sí y forman tus hábitos. Si hay una interrupción para el trabajo en progreso, el cerebro buscará espontáneamente rutas alternativas. Estos pueden no estar fácilmente disponibles, dependiendo de cuán arraigado esté tu hábito y de tu voluntad para aprender otros nuevos.
3) ¡Mantén tu cerebro en movimiento!
El cerebro es capaz de modificar su mapa neuronal y su funcionamiento, en respuesta a la actividad física y la experiencia mental” (N. Doidge: Las curaciones del cerebro)
La neurociencia ha demostrado que estos mapas neuromotores pueden modificarse. El cerebro, con el paso de los años, va cambiando según los estímulos que se le ofrecen. Esto es de gran importancia para aprender nuevas formas de moverse y cambiar aquellas que causan dolor y dificultan la acción.
Por tanto, en la medida en que creces y aprendes, las neuronas se conectan entre sí construyendo verdaderos mapas funcionales que pueden cambiar según el uso o no que hagas de ellas.
4) Puedes re-aprender a moverte
Erik Kandel, premio Nobel de Medicina en 2000, demostró que el aprendizaje continuo puede activar y modificar la estructura cerebral y esto puede ocurrir utilizando los sentidos, el cuerpo y el movimiento.
La neuroplasticidad, en la que se basa la capacidad de curación del cerebro, muestra la posibilidad que tienen las neuronas de activar siempre nuevas conexiones, en cualquier momento, estimulando la capacidad de aprendizaje. Uno de los pilares en los que se basa la neuroplasticidad, la ley de “use it, or lose it”, lo que no usas lo pierdes, permite a cualquier persona y en cualquier momento aprender nuevas formas de actuar.
5) ¡El cerebro envejece más lentamente si sabes cómo moverte!
Las lecciones de movimiento, propuestas a través de los estudios de Moshe Feldenkrais, crean ese contexto de aprendizaje específico que despierta funciones motoras dormidas u olvidadas y activa otras nuevas. Básicamente te enseñan a hacer lo que crees que no puedes hacer y hacer mejor lo que haces.
La lección, tanto individual como grupal, utiliza el movimiento y los sentidos para transmitir información al cerebro, despertar y recuperar mapas neuromotores adormecidos.
Estos son los mismos canales que el cerebro utiliza para conectarse con el mundo y, por lo tanto, constituyen una forma más natural y menos invasiva de curar. (N. Doidge)
6) Estimular y despertar los circuitos cerebrales inactivos
Feldenkrais quería ayudar a las personas a aprender a aprender, para que el aprendizaje no fuera algo dictado desde arriba, sino el resultado de un proceso curioso y consciente.
El aspecto concreto del movimiento y la espontaneidad de las señales, sensaciones y emociones del cuerpo favorecen una conciencia profunda, ayudan a reconocer lo que es agradable y fácil de atesorar. Lo que importa es aprender a cambiar. De poco sirve moverse si no sabes cómo te mueves.
7) El sentido del movimiento
Moshé Feldenkrais ideó un sistema de aprendizaje sensorio-motor para que las personas tomen conciencia de lo que es bueno o malo para ellos y cómo su forma de moverse puede cambiar, no solo para una mejor postura, sino principalmente para una vida mejor. ¡Es en el placer de un movimiento más eficiente y económico que tu cerebro te estará siempre agradecido!
Fuente: © Valeria Maffei
Traducción del italiano por Esther Niego Palatchi