Ser Tú mismo es algo que, no solo a los psicólogos no se nos cae de la boca cada dos por tres, sino que está en el discurso habitual en el mundo actual del bienestar y el desarrollo personal; y no es para menos.
Todos los que estamos en este ámbito de la psicología partimos de la idea de que hay una esencia o Yo Interior, más o menos estable, más o menos abstracta, al que si nos ajustamos o dejamos salir nos sentiremos mejor y nuestra vida será más rica.
Yo soy así
Pero aquí ya se vislumbra parte del problema, ¿qué es esa esencia o Yo Interior? En este momento no quiero entrar en si existe o no, si es de una manera u otra. Me quiero centrar únicamente en qué se puede hacer para ser Tú Mismo de una manera pragmática.
Y es que claro, corremos el peligro de creer que ser Tú Mismo es ajustarnos a una idea que tenemos de nosotros, bien a partir de nuestras experiencias, bien según la forma que tenemos de reaccionar.
Es decir, pongamos por caso que cada vez que estoy en un atasco empiezo a ponerme nervioso y a insultar al resto de conductores. De aquí ya puedo deducir que “Yo soy así”, y entonces, cada vez que esté en un atasco o situación semejante, me tengo que comportar de esta manera.
Como bien se puede observar, esta conducta realmente es una justificación para no modificar una reacción que en el fondo me molesta e incomoda. En este caso, lo que estoy haciendo es ajustarme a una idea que me hecho de mí, pero para nada estoy siendo Yo Mismo.
Ser Tú Mismo es una idea
Entonces, ¿cómo puedes ser Tú Mismo? Pues aquí, lo primero de te diría es que dejaras de ser como crees que eres y dejarte llevar por esa sensación, sentimiento o intuición que te indica cómo eres de una manera que muchas veces baila entre la razón y la emoción.
Por supuesto que esta forma de actuar puede llegar a ser muy compleja y nada concreta, pero en el fondo, si quieres ser Tú Mismo, debes escucharte y aceptar esa voz que te dice quién eres y cómo eres.
Sigamos con los ejemplos. Imagínate que desde pequeño has estado jugando al fútbol, que eres socio de un equipo de fútbol e incluso los fines de semana juegas unos partidos con tus amigos. Según estas realidades puedes llegar a creer que ser Tú Mismo consistiría en reconocerte un fanático del fútbol y por tanto eres así.
Pero ponte por caso que un día descubres que te gusta más la música y sientes la necesidad de aprender a tocar un instrumento musical. Puedes caer en la trampa de creer que tú eres un amante del fútbol y que como Tú eres así, no puedes cambiar y por tanto no disfrutar de lo que sientes que debes hacer.
En este ejemplo tan sencillo puedes entender cómo te sentirías si no escucharas esa voz que te indica lo que debes hacer y que en el fondo no es más que ser Tú Mismo. Pero, ¿te atreves a escuchar esa voz?
La presión social
Y claro, aquí viene otro problema, ¿no te ha pasado que muchas veces has creído ser Tú Mismo porque eres aceptado por los demás de una manera que realmente no es la tuya pero de esta forma no te sientes solo?
Todos emitimos una imagen que los demás tienen de nosotros y esta imagen nos aporta seguridad, tranquilidad y aceptación. Pues imagínate por tanto cómo te puedes sentir si decides modificar esa imagen por escuchar la voz.
Claro que es duro, pero solo eliminando esas primeras capas que has ido desarrollando creyendo que eres así, podrás ir siendo Tú Mismo; es decir, solo eliminando lo que crees que es ser tú mismo podrás ser Tú Mismo.