Trucos para conseguir “convertir” la grasa en músculo
Lo primero que debes entender es que no son lo mismo las calorías de los bollos que aquellas que ingieres por otros alimentos (como el pollo). Dependiendo del tipo de nutrientes que consumas, tu cuerpo actuará de una manera o de otra. Por ejemplo, si consumes pocos carbohidrados y haces pesas, el cuerpo se sentirá obligado a consumir los depósitos de grasa.
Son muchos los estudios que aseguran que reduciendo los hidratos de carbono y combinándolo con niveles altos de proteína y bajos de grasa, el cuerpo comienza a utilizar la grasa corporal para producir su energía. En este proceso, se pierde grasa, pero se gana músculo.
Hay que comer de forma inteligente. Intenta no comer grasas saturadas. Haz cinco comidas al día e hidrata a tu cuerpo. Debes beber alrededor de dos litros diarios de agua. No debes eliminar los carbohidratos, sino tomarlos en el momento preciso, los días que vayas a realizar deporte. No te olvides comer bastante verdura y proteína.
Para quemar grasa es imprescindible realizar ejercicio diario (puede ser andar). Es muy importante evitar el sedentarismo y realizar entre 1.000 y 2.000 pasos diarios. También es necesario levantar pesas para ganar músculo. Debes darle a tu cuerpo el trabajo necesario para que conserve el músculo. Realizar ejercicios cortos intensos hará que la hormona del crecimiento se estimule, por lo que el músculo crecerá.
Si lo que quieres es aumentar la masa muscular, lo que debes hacer es entrenar al fallo, es decir, cuando ya no puedes realizar ninguna repetición más. Es mejor hacer menos repeticiones con más peso que más repeticiones con menos peso.
Según vayan pasando las semanas, deberás comenzar a aumentar el peso. Lo recomendable es hacerlo cada tres o cuatro semanas.
Es importante que recuerdes que el músculo pesa más que la grasa. Por lo que, en lugar de pesarte, es más recomendable que te midas. Notarás rápidamente los resultados en la cintura. Además, sentirás más energía y una fuerza mayor.