Ansiedad por infidelidad ¿cómo gestionarla?

La ansiedad por infidelidad es uno de los motivos habituales para decidirse a iniciar una terapia de pareja.  Es muy difícil de gestionar, tanto a nivel emocional como a nivel cognitivo.  La ansiedad es un estado que suele desencadenarse ante la percepción de amenaza.

Vamos a ver por qué la ansiedad por infidelidad es tan intensa y tan común en estos casos, por qué fases pasamos y qué podemos hacer ante ella.

¿Por qué se da ansiedad por infidelidad?

Los motivos detrás de la ansiedad por infidelidad son variados y afectan no solo a nuestra percepción de la otra persona sino de nosotros mismos.  Pueden tenerse todas estas sensaciones o solo algunas de ellas en función de la persona.

Traición. Una de las partes ha fallado al compromiso de pareja, el intercambio acordado por ambos (y específico de cada pareja) se ha roto de forma unilateral.  Parte de este sentimiento de traición es que la otra persona ha hecho algo que nos hiere directamente y tendemos a pensar que herir al otro es incompatible con amarle.

Disonancia cognitiva. Cuando lo que pensamos (nuestras creencias), y lo que hacemos, no están alineados genera mucha ansiedad.  Esto le sucede a la persona infiel (si considera que ser infiel es negativo) y le sucede a la pareja si se plantea seguir con la relación (y alguna vez se había dicho a sí misma “eso nunca”).  Ver más allá de estas incongruencias, tan ligadas a la ansiedad por infidelidad, es algo que suele tratarse en terapia de pareja.

Bajada de autoestima. Tras el impacto de una infidelidad en nuestra autoestima suele haber muchas ideas que no se ajustan a la realidad y son muy dolorosas.  Algunos ejemplos son: “Ha elegido a otra persona”, “No soy suficiente”.  Unidos a comparaciones con la tercera persona, en el ámbito que nos genere más inseguridad (aspecto físico, inteligencia, éxito, conocimientos) sea porque conozcamos a esa persona o porque nos imaginemos que tiene algo de lo que carecemos.

Pensamientos e imágenes intrusivas. Es uno de los factores que más se mantiene en el tiempo e influye muchísimo en la ansiedad por infidelidad. Con la información que tenemos (suele ser demasiada porque la hemos exigido) nos imaginamos escenas e ideas que se repiten una y otra vez, nos acompañan y aparecen en los momentos más inoportunos.  Gestionarlas es otro de los objetivos del tratamiento psicológico.

Incertidumbre y sensación de falta de control. Son estados muy difíciles de manejar y suele aumentar la ansiedad por infidelidad.  De un momento a otro, aspectos centrales de nuestra vida se ponen en duda (“¿seguiremos juntos?” “¿dónde viviré?” “¿Dónde estaré en cinco años?”).  Si esto ocurre, además, en un momento de incertidumbre añadida (como el que estamos viviendo), se intensifica el efecto.

En un intento por retomar el control de la situación suelo dirigir la mirada hacia mi “¿qué he hecho yo?”, añadiendo más carga a la ansiedad por infidelidad por las contradicciones al sentirse culpable de un comportamiento que no he ejecutado yo (la infidelidad en concreto).
Por supuesto como parte del tratamiento se evalúa el estado previo de la relación de pareja, no para justificar la infidelidad sino para reparar los aspectos que no funcionaran por ambas partes y protegerla de cara al futuro.

Toma de decisiones. Otro añadido a la ansiedad por infidelidad es ser conscientes de que me coloca en una posición muy difícil en que tengo que elegir sabiendo que cualquier opción va a tener un precio personal muy alto y va a ser complicada de gestionar.

¿Qué fases suelen aparecer y cómo puede acompañarnos un tratamiento psicológico?

El factor común a todas ellas es la ansiedad por infidelidad.  Las emociones van evolucionando.  Parte de esa ansiedad y dolor son inevitables, lo que sí podemos es elegir hacia donde ir y cómo, hacer las paces con nosotros mismos y lograr recuperar el bienestar y estabilidad lo antes posible.

Estado de shock y negación. El deseo de rebobinar, si no ha pasado no tengo que enfrentarme a ello. Tras la primera reacción de bloqueo puede seguir una de “no pasa nada” en que aceptemos muy rápido lo sucedido y queramos seguir como si nada. Sigue siendo parte del estado de negación, de fingir que no ha pasado.  No suele mantenerse mucho en el tiempo.

Ira y culpa. La reacción emocional, suele ir de un polo a otro, muy visceral y con poco control. Suele ser el momento en que se busca atención psicológica ya que resulta muy difícil tomar perspectiva o pensar mientras se están viviendo estados emocionales tan intensos.  Es común en este punto contarlo a muchas personas cercanas, no es lo recomendable (al menos no todavía), si lo necesito es mejor seleccionar a una sola persona.

Toma de decisiones. Valorar cuáles son mis opciones, condiciones, plazos, qué proceso implica cada una de ellas, consecuencias Las opciones posibles suelen ser más de las que percibimos en un principio, quizá porque ninguna de ellas es fácil.

Reparación. En caso de que se decida continuar con la relación, se entra en esta fase. No es necesario estar seguro de querer continuar la relación, solo estar seguros de querer intentarlo.  A lo largo del proceso sigo recibiendo información que hace más o menos fuerte mi convicción.  No solo se trabaja en la infidelidad y sus consecuencias sino en toda la relación, incluida la etapa previa. Es complicado ya que es un trabajo de cambio por las dos partes en un momento en que una de esas dos partes lo que desea es ser compensada, no compartir la responsabilidad de los problemas. Ambos han de saber lo valiente que es iniciar este proceso.

Restauración de la confianza. En uno mismo y en el otro. Es más lenta que la reparación de la relación y forma parte de un proceso de reconstrucción personal.
Cuando estamos ante un reto tan grande para una pareja como afrontar la ansiedad por infidelidad y si es o no posible ser felices juntos, es muy recomendable pedir ayuda y acompañamiento en este proceso.  Aún cuando dudamos de si queremos estar juntos, descubrirlo permitiéndonos todas las elecciones es valioso de cara a aceptar los cambios que estén por venir.

Autora: Luisa Pilar Modroño (Psicóloga de Psicomaster)

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