Un mundo completamente colmado de dificultades y angustias: ¿alcanzare a tomar el autobús?, ¿y si el metro está muy congestionado?, ¿Qué pasa si a mi jefe no le gusta mi informe?, ¿mi hijo tendrá problemas?, ¿mi esposo se está alejando? Y cada día se nos hace más difícil ser felices y entonces recurrimos a secretos de grandes oradores que prometen una felicidad perpetua, pero lo cierto es que esta se construye con las acciones del día a día. Hoy te mostramos cómo.
Toma la decisión en vez de buscar la forma:
Según algunos estudios, las personas se pasan más tiempo buscando la forma de ser felices, en vez de tomar la decisión de serlo, lo que crea el doble de angustia, y eso lo puede confirmar fácilmente Bronnie Ware quien trabajó en cuidados paliativos con pacientes a los cuales les quedaba poco tiempo de vida, y concluyó que la frase más repetitiva era: ojala hubiese tenido el valor de vivir una vida propia, no la vida que otros esperaban de mi.
7 minutos de ejercicio:
Una investigación que salió en el libro The Happiness Advantage de Shawn Achor, reveló una curiosa forma de tratar la depresión. En esta se trabajaron 3 grupos de pacientes: los medicados, los que practicaban ejercicio y tomaban medicamentos, y los que solo practicaban ejercicio, todos mostraron mejorías, más sin embargo luego de seis meses, un 38% de los medicados habían recaído, un 31% de los que fueron medicados y hacían deporte también recayeron, más sin embargo solo un 9% de los que solo practicaron deporte recayeron. Se concluyó que 7 minutos de deporte al día, son suficientes para mejorar la percepción de la vida, por cuenta de la liberación de la hormona de la felicidad: la oxitocina.
El éxito no es la clave de la felicidad:
Es una de las cosas que más daño nos hace pensar: estudiar en una buena universidad, casarte con una mujer digna, tener hijo y una casa bonita no es lo que verdaderamente necesites (a menos que de verdad eso te haga feliz) No te dejes influenciar por la sociedad y sus formas de vivir, trata de buscar eso que harías sin que nadie te diera un peso, y haz lo posible por alcanzarlo.
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Duerme una hora más:
Excelente, ¿no?, pues esto tiene una explicación científica según Po Bronson y Ashley Merryman en NurtureShock, pues los estímulos negativos se procesan en la amígdala, mientras los positivos y neutrales lo hacen en el hipocampo; en resumen la falta de sueño afecta al hipocampo en mayor medida, así que los que duermen mal, tienen una tendencia a la sensibilidad con los malos recuerdos, y por ende con el negativismo.
La felicidad es como una epidemia:
Si estás rodeado de un ambiente negativo, con personas que solo se quejan de los problemas sociales del país, lo más seguro es que se te contagie. De igual manera pasa cuando estás con personas que siempre tienen soluciones en vez de problemas, que no se trauman por pequeños hechos y que pueden ser muy saludables para la mente. Así que en tu día a día, trata de empaparte de esa buena actitud.
Familia y amigos:
Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard dice que somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia. Incluso recientes estudios revelan que llegar una hora más temprano a casa mejora la percepción de la sociedad y ayuda al estrechamiento de las relaciones.
La naturaleza:
El aire de las ciudades, el ruido y las personas enfadadas, son motivos para querer huir al campo por lo menos una semana. Respirar un aire puro renueva el oxígeno de nuestros pulmones y nos da una visión diferente de todo. Si no puedes ir al campo, es suficiente con que vayas a un lugar de la ciudad que te permita ver un paisaje colorido, como un atardecer o un amanecer, tan sencillo como eso, jugará a favor de tu menta.
Ayudar a los demás:
Es bueno recibir, pero es mejor dar. Solo basta con ver la sonrisa de alguien a quien ayudas sin recibir nada a cambio. El Journal of Happiness Studies, reveló mediante una investigación que las personas que compraron un regalo para otro, experimentaron una satisfacción mayor, que aquellos que habían adquirido algo para sí mismos.
Toma una hoja de papel y agradece:
Es una recomendación que ayuda mucho. Toma una hoja de papel, un bolígrafo, y mantenla siempre en tu mesa de noche para que cuando llegues del trabajo agregues algo a tu lista: agradece por tu familia, hijos, trabajo, hasta por aquel tipo que te ayudó a cruzar el torniquete averiado del metro. Agradeciendo cada día algo diferente podrás encontrar la felicidad dentro de ti mismo.
Puedes planear sin hacer:
Según Applied Research in Quality, planear un viaje, idear leer un libro que nos agrade, o engañar a nuestra mente con la premisa de hacer algo, aun cuando no se haga, puede hacerte mucho más feliz. Incluso puede aumentar un 27% los niveles de endorfina que proporciona felicidad e integralidad.
La conclusión es solo una y simple:
No hay necesidad de adquisiciones (¿lo notaste?), solo basta con hacer cosas que sean de tu completo agrado y aprender a disfrutar lo pequeño.
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