Dentro del gran abanico de las afecciones psíquicas, el trastorno bipolar se muestra como el que más incidencia tiene en nuestra población, estimándose alrededor de un millón de españoles los que lo padecen. Es una enfermedad difícil de diagnosticar pero, con un tratamiento adecuado, puede hacer llevar una vida normal a quienes la sufren.
Dos estados de ánimo
La bipolaridad hace que el paciente tienda a divagar entre dos polos opuestos y cambiantes, que le llevan a atravesar por fases de depresión y por otras de manía o euforia. Rosario de Arce, miembro de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y responsable del programa de Trastorno Bipolar del Hospital Puerta de Hierro, explica que se trata de "una enfermedad crónica, recurrente, con presencia variable de fases según cada paciente y con riesgo de deterioro cognitivo y pérdida neuronal".El diagnóstico temprano es esencial, así como empezar a medicarse lo antes posible. De Arce detalla que "es una enfermedad controlable y, con el pertinente tratamiento, permite llevar una vida normal sin problemas". Según comenta la especialista, "se necesita de los fármacos para sobrellevar la enfermedad, siendo los más empleados los estabilizadores del ánimo, que se complementarán, si es necesario, con otros medicamentos paliativos, en el caso de que existan otras afecciones como insomnio, depresión o ansiedad". No obstante, la administración de fármacos se vuelve más suave a medida que se va controlando la enfermedad, llegándose a una "etapa de mantenimiento, donde, sin abandonar nunca la medicación, toman relevancia los aspectos psicoterapéuticos y psicoeducativos del paciente", añade la experta.
Lo peor de esta enfermedad, es que que puede tardarse mucho en diagnosticar, lo que suele deteriorar significativamente la calidad de vida del paciente, e incluso llevarle a correr riesgos que podrían evitarse. El caso más dramático es el del suicidio, un peligro relativamente alto en estos enfermos. Además, la doctora afirma que " más de la mitad de los afectados abusan del alcohol o de otras drogas, lo que normalmente agrava su estado".
Convivir con la enfermedad
Las afecciones psíquicas, tradicionalmente han sido consideradas un handicap para el desarrollo de una vida normal. Rocío de Arce considera que la información que se da sobre las distintas enfermedades mentales a la ciudadanía es insuficiente. "Para poner remedio a esto habría que aumentar los canales de información, de forma que se disuelvan los velos de los prejuicios ancestrales de la sociedad en estos asuntos". Es decir, es esencial una mayor y más constante dedicación al tema, que permita comprender a estas personas y ayudarles.Asimismo, la calidad de nuestro sistema sanitario tiene mucho que ver en esto. Desde la FEPSM denuncian que "la red sociosanitaria española resulta insuficiente y que debería incrementarse la coordinación entre los recursos existentes". De Arce puntualiza que hace falta "destinar más recursos a la formación de profesionales, contratar a más personal y cubrir la necesidad de un médico experto en trastornos bipolares".
Padecer una enfermedad mental puede resultar especialmente duro tanto para el paciente en cuestión como para sus familiares, por lo que es muy importante la labor de los expertos. "Entender la enfermedad es vital, y es ahí donde, mediante la correcta información y el asesoramiento, se ve la necesidad de las distintas asociaciones", declara de Arce. Todos tenemos mucho que aportar a la hora de integrar socialmente a los enfermos mentales. De nuestra voluntad solidaria y de nuestro interés dependerán en buena parte que éstos puedan desenvolverse con naturalidad y llevar una vida sin sobresaltos.
Agradecimientos: Rocío de Arce, miembro de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental y responsable del programa de Trastorno Bipolar del Hospital Puerta de Hierro.
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