Hoy hablamos del aceite de palma. Un aceite que consta según la Organización de Consumidores y Usuarios como el más utilizado del mundo. Por delante del de soja o el de colza.
Este aceite se produce a partir de los frutos de la palmera africana (Elaeis guineensis). Se ha convertido en una materia prima usada a escala global para la elaboración de una gran cantidad de productos en la industria alimentaria.
Hasta día de hoy era uno de los aceites que se encontraba oculto bajo la etiqueta “de aceites vegetales”. Ahora sin embargo, es de obligado cumplimiento indicar el tipo de aceite que ha sido utilizado en la etiqueta. Esto ha provocado que salieran a la luz una gran cantidad de productos que lo contienen como ingrediente.
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A pesar de tener esta obligatoriedad en el etiquetado, lo podemos encontrar enmascarado utilizando algunos seudónimos. Como por ejemplo: aceite de palmiste, grasa vegetal fracciona e hidrogenada de palmiste, estearina de palma, palmoleïna o oleína de palma o haciendo uso del nombre científico de la especie.
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¿Dónde lo encontramos?
Podemos decir, que respecto a los alimentos procesados, los que por un motivo u otro han prescindido de él son una minoría frente a los que lo incorporan en alguna de sus variantes. Lo encontramos en helados, salsas, margarinas, galletas , bollería, aperitivos dulces y salados, etc. La explicación de este uso masivo en la industria alimentaria se basa en el hecho de que es muy económico en cuanto a su productividad y la versatilidad que tiene. Con una temperatura de fusión que lo hace permanecer sólido a temperatura ambiente, manteniendo al mismo tiempo una textura sedosa y untuosa.
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Pero, ¿qué es lo que le hace ser un ingrediente tan polémico y poco saludable? La causa contra el aceite de palma es por sus efectos poco recomendables para la salud debido a su perfil lipídico. Es decir, la naturaleza de los ácidos grasos que lo componen. Básicamente es una grasa vegetal especialmente rica en ácidos grasos saturados, concretamente de ácido palmítico.
Durante su obtención y para eliminar su marcada apariencia rojiza y mejorar su sabor y gusto es necesario aplicar temperaturas elevadas que hace que se formen sustancias poco recomendables desde el punto de vista nutricional. Aparte, su producción conlleva excesos medioambientales y sociales, siendo poco sostenible, lo que ha sido por este aspecto también muy criticado.
¿Es bueno su consumo?
Podemos concluir que el aceite de palma está lejos de ser una alternativa idónea desde el punto de vista de equilibrio nutricional. Por su perfil lipídico, tal como hemos dicho, rico en grasas saturadas.
Por lo tanto, es preferible no abusar de él. Debemos limitar en lo posible el consumo de productos procesados. En nuestro entorno es prácticamente imposible encontrarlo fuera de estos productos. Ya sabemos que son productos con un escaso interés nutricional. Suelen ser ricos en hidratos de carbono refinados, azúcares y sal, además de la naturaleza de sus grasas.
Nuestra recomendación es que nos debemos decantar por el consumo de aceite de oliva virgen extra.
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