Los forúnculos se inician con una sensación de picazón y dolor leve. Este dolor aumenta considerablemente cuando se llenan de pus y tejido muerto el dolor es más fuerte. Este dolor mejora cuando el forúnculo drena, a veces por sí solo y otras veces es necesario abrirlo para que drene. A parte del dolor, los forúnculos presentan la siguiente sintomatología: dolor, fiebre, fatiga, indisposición general y enrojecimiento de la piel. En ocasiones requieren la toma de antibióticos por vía oral o incluso intravenosa y pueden derivar en enfermedades más serias si no son tratados adecuadamente.
Las personas que padecen forúnculos han de utilizar en su higiene diaria jabones antisépticos y antibacterianos así como mantener una higiene rigurosa, sobretodo en las manos.
Cuando aparece un forúnculo y presente fiebre, o sale en el rostro, cerca de la columna vertebral, si no mejoran pasada una semana hay que acudir al médico para que lo trate con un tratamiento antibiótico adecuado o aplique la cirugía para drenarlo si es necesario.
Este tratamiento se basa en la aplicación terapéutica del tomillo. Es un tratamiento complementario al prescrito por el médico con antibióticos. Ayuda detener la infección, a aliviar el dolor y a que el forúnculo drene más rápido. Se pueden aplicar todos los pasos descritos a continuación pero sino cualquiera de ellos resultará beneficioso. Dependiendo del grado de infección conviene repetir este proceso varias veces al día.
El tomillo es un antibiótico natural, su alto contenido en tinol hacen de esta planta que sea uno de los mejores desinfectantes naturales. Su potente capacidad antiséptica colabora a reducir las infecciones y eliminar los gérmenes.
1. limpiar la zona
Antes que nada limpiaremos bien la zona con una infusión que haremos añadiendo tres cucharadas bien colmadas de tomillo en una taza de agua (unos 200 ml). Hervimos, tapamos y dejamos reposar 15 minutos. Colamos y dejamos enfriar un poco hasta que no queme la piel. Tomamos poca cantidad de esta infusión aún caliente y la ayuda de una gasa limpiamos la zona.
2. elaboración del cataplasma
Cogemos otra parte de la infusión que hemos hecho y la mezclamos con arcilla blanca hasta obtener una pasta consistente y homogenea. Aplicamos este cataplasma sobre la zona infectada y dejamos actuar durante 15-20 minutos. La arcilla blanca es desinfectante, calmante, desinflama, descongestiona, depura las capas profundas de la piel y favorece la regeneración celular. Sus efectos sobre la piel son practicamente inmediatos.
3. retiramos los restos del cataplasma
Una vez aplicado el cataplasma, calentamos otra parte de la infusión que hemos hecho y con una gasa limpiamos bien la zona retirando todos los restos del cataplasma.
4. aplicar compresas calientes
Una vez limpio aplicamos unas compresas humedecidas con la infusión caliente en la zona. Las dejamos hasta que se enfríen y repetimos un par o tres de veces. Esto favorece la aceleración del drenado y la curación del forúnculo.
Podemos complementar nuestro tratamiento tomando infusiones de tomillo, o combinando tomillo y camomila, que son útiles como tratamiento complementario del antibiótico.
Aplicar al finalizar un ungüento de niaouli, árbol de te y lavanda complementará nuestro tratamiento ofreciendo unos óptimos resultados. Un cocktail de propiedades antibacterianas, antisépticas y analgésicas que además colaborará a calmar el dolor. Podéis mirar como se hace aquí.
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