Ayer leí en el periódico la odisea de un español por conseguir un trasplante de hígado. Este hombre de Bilbao fue descartado por el sistema de salud como receptor de una donación. Después de pasar unos días desesperado, oyó hablar sobre la 'industria' de los trasplantes en China y la posibilidad de recibir un órgano en aquel país. El importe por un hígado ascendió a unos 130.000 euros, más los gastos de alojamiento, desplazamientos, etc.
El tráfico de órganos es un inmenso negocio que genera miles de millones de euros al año. En muchos países es una práctica prohibida, puesto que, en la mayoría de las ocasiones, el órgano en cuestión tiene una oscura procedencia. Concretamente, existen pruebas de que en China se extraen hígados, riñones o córneas a presos que están condenados a muerte, con su consentimiento o sin él.
La Organización Nacional de Trasplantes aconseja no viajar a este país para someterse a esta intervención, no sólo por el origen del órgano, también por la propia salud del paciente. Otro factor que ha de tenerse en cuenta es la posibilidad de sufrir rechazo, de que la operación no salga bien, o que el post-operatorio se complique.
Sin embargo, las ganas de vivir son más fuertes que cualquier advertencia, sobre todo, para pacientes que ya han sido desahuciados por el sistema sanitario.
¿Qué opinas sobre este asunto? ¿Qué hubierais hecho en este caso?