¿Sueñas con escapar a una isla paradisíaca? Entendiendo las fantasías de escape

¿Sueñas con escapar a una isla paradisíaca?

Fantasías de escape.

La fantasía es un fenómeno natural en el ser humano. La imaginación nos aporta capacidad creativa y es fuente de inspiración. Tiene que ver con nuestros deseos, y también es un recurso para hacer frente al estrés diario. Es el caso de las fantasías de escape. Sin embargo, si éstas se vuelven repetitivas e inflexibles se relacionan con estados de ansiedad subyacente.

Probablemente en alguna ocasión hayan pasado por tu mente pensamientos de este tipo:

“el día que me toque la lotería..”

“quisiera huir a una isla perdida en el océano”

“romper con mi vida actual y empezar una nueva vida”

Fantasías de escape y evitación

Las fantasías de escape son guiones imaginarios que nos invitan a reflexionar sobre escenarios diferentes. Este fenómeno es común en momentos vitales de tensión o estrés. En este contexto, son un indicativo de un sentimiento de inadecuación respecto a nuestro momento actual. Si la presencia de este tipo de pensamientos se convierte en repetitiva e inflexible pueden indicar un intento de negación del malestar. Asociado a estados de ansiedad. La fantasía de escape actuaría a modo de “oasis” donde refugiarse en los momentos difíciles.

“La imaginación sirve para viajar y cuesta menos” George William Curtis.



¿Vida insatisfactoria?

¿Cuál es la causa las fantasías de escape repetitivas?

La causa principal suelen ser las afirmaciones generalizadas. Intentos de solución que no ayudan a tomar decisiones. Es más, contribuyen a mantener una visión polarizada acerca de la realidad y las posibilidades de actuación. Este tipo de descripciones limitan la experiencia y generan en nosotros sentimientos de frustración.

Una visión más práctica nos ayuda a utilizar la fantasía como un recurso en lugar de una nueva limitación. Es general que aparezcan este tipo de pensamientos cuando se acumulan factores de estrés. Eventos vitales estresantes, una separación, la aproximación de un cambio, un conflicto social, tensión laboral, o una inadecuada gestión emocional son algunas de las causas.



¿Cómo solucionarlo?

Es importante definir bien el problema actual. Identificando los puntos que nos están produciendo tensión. Para ello, hay que aprender a diferenciar aquellos aspectos que tienen solución, y los que no.

Las soluciones llegan a través de la búsqueda de información sobre el problema. Y una vez que conocemos las posibilidades de actuación, vendrá la puesta en práctica de actuaciones coherentes con nuestro objetivo.
Si en cambio el problema no tiene solución, como ocurre con las pérdidas, será más saludable aceptar la situación, nuestros sentimientos, y continuar adelante.

En ocasiones necesitamos una opinión experta que nos ayude a diferenciar y comprender nuestros estados emocionales. La ayuda psicológica profesional resulta un punto de anclaje a la realidad en la búsqueda de soluciones.

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