Es en momentos delicados, cuando las personas se enfrentan a su Yo más impulsivo y con él, al reto de gestionarlo de una manera adecuada. En Psicólogos Málaga PsicoAbreu creemos que cuando esa impulsividad se convierten en un problema, tal vez sea hora de consultar a un profesional.
El mundo que conocemos está cambiando a pasos agigantados, obligándonos constantemente a salir de aquello que conocemos, donde nos sentimos seguros. Son cambios que nos hacen replantearnos sistemas conocidos y que nos adentran en nuevos horizontes aún por descubrir. Estamos viviendo un momentos en el que se hace cada vez más necesario abrir la mente para tomar consciencia y responsabilidad sobre nuestro bienestar y el de nuestro contexto (familia, barrio, ciudad…); de nuestro mundo.
El miedo a lo distinto
A menudo, los cambios fuerzan a las personas a salir de la zona de confort, y es la resistencia a ellos lo que rompe el equilibrio tan ansiado por todos. Esa resistencia crea miedos, incertidumbre y potencia el malestar general de las personas. Desde ahí, es mucho más fácil actuar desde la rabia, la crítica y la queja. Cuando la resistencia al cambio es grande es mucho más fácil caer en la lamentación y la evitación, olvidando esa toma de consciencia de la que se hablaba antes y del compromiso hacia nosotros mismos y hacia nuestra comunidad. Llevadas por el piloto automático y sumergidas en el dolor de lo “no conocido”, las personas se olvidan de que son ellas quienes, a través de sus elecciones, construyen su realidad y su actitud ante lo que está por venir. Desde Psicólogos Málaga PsicoAbreu se aconseja consultar con un profesional ante dificultades y resistencias.
Una nueva mirada hacia lo desconocido
Es momento de reconocer que pensamientos, emociones, creencias y actitudes, entre otras, conforman nuestra realidad y que es fundamental hacernos cargo de ellas desde la consciencia y no desde la lucha y la resistencia.
Formular las preguntas adecuadas impulsa esa toma de consciencia que nos permite darnos cuenta de nuestra implicación en el problema. Preguntas que arrojen luz sobre aquellos aspectos que sí dependen de nosotros y que podemos detectar y cambiar.
Para ello, es imprescindible estar en contacto con aquello que nos mueve a actuar; ¿qué emociones están en la base de mi comportamiento? ¿Desde dónde actúo? ¿Es el miedo o la rabia las que me mueven? ¿Cuáles son los juicios o prejuicios que desenfocan lo realmente importante de la situación? Responder con honestidad es parte imprescindible en esta ecuación.
También es de suma importancia conocer cómo son aquellas habilidades que nos permiten estar en el mundo de una manera adecuada. ¿Somos asertivos?, es decir, ¿poseemos la capacidad de expresar necesidades, emociones y/o puntos de vista de una manera ajustada?
La forma de comunicarnos es crucial a la hora de hacernos entender y de comprender a los demás. La empatía, la escucha activa (la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo), son habilidades imprescindibles en una comunicación eficaz y exitosa.
De nuevo se hace necesario tomar consciencia sobre el estilo comunicativo que cada persona utiliza en sus relaciones. ¿Cómo es la comunicación en momentos de estrés? ¿Hay agresividad en la palabras? ¿Se expresa o se evita aquello importante para la persona?
Podemos encontrar 4 estilos comunicativos que se dan frecuentemente en las personas: “agresivo”, “pasivo”, “pasivo-agresivo”, “asertivo”. El estilo pasivo se caracteriza por no expresar aquello que se considera necesario y el pasivo-agresivo, se considera un “ no decir, diciendo”, se suelen utilizar en esta clase el sarcasmo y la ironía. El estilo de comunicación asertivo es maduro y consciente y no solo tiene en cuenta necesidades y emociones propias, sino también las del otro.
Estos y muchos otros aspectos serán de gran ayuda en las diferentes tomas de consciencia que hagamos a lo largo de la vida.
En conclusión
Dar cuenta de que el lamento y la queja no resuelven nada y de que nos hacen volver una y otra vez al mismo conflicto, es el punto de partida hacia un camino de exploración y autoconocimiento. Rumiar una y otra vez sobre el mismo problema no hace que cambiemos nuestra actitud, solo consigue que sigamos repitiendo incesantemente viejos patrones de comportamiento que nos limitan desde hace tiempo.
Estar dispuestos a soltar lo conocido y seguro en busca de nuevas maneras de ser y de estar en el mundo y aprender a sostener el malestar adaptativo que esto provoca, es paso decisivo en un camino de aprendizaje y de bienestar personal.
Ya no sirve buscar culpables contra quien descargar el malestar y la frustración personal. Es un buen momento para tomar responsabilidad sobre nuestros actos y decisiones y crear en nosotros el cambio que nos gustaría ver en el mundo.