El término ortomolecular tiene origen en el prefijo orto (del griego orthos) que significa óptimo pero éste no necesariamente hace referencia a megadosis de vitaminas, minerales u otros nutrientes específicos utilizados en la terapia ortomolecular. Aunque inicialmente la nutrición ortomolecular fue concebida como una terapia de megavitaminas no siempre estos términos se refieren a la necesidad de utilizar dosis elevadas de estas sustancias. El término megavitaminas es por tanto una exageración malinterpretada de lo que en la ortomolecular son dosis óptimas (por encima de las normales pero por debajo de dosis que puedan ocasionar cualquier peligro para la salud). Se tratan pues, de dosis seguras y altamente eficaces aplicadas en los tratamientos de nutrición celular activa.
En la actualidad la mala prensa y los competidores asustados por la efectividad de la nutrición ortomolecular han creado una grave confusión al respecto. Ciertamente en la nutrición ortomolecular se utilizan estos nutrientes en dosis por encima de la RDA, pero esto no significa que suponga un peligro para la salud. El planteamiento de la nutrición ortomolecular de emplear dosis por encima de las recomendadas por la RDA se debe especialmente a la intención de provocar un impacto dentro de la célula que active y estimule la correcta capacidad de sus funciones. A dosis normales, más bajas o por debajo de la RDA este efecto que presenta resultados comprobables y exitosos de aplicar la terapia ortomolecular no tendría lugar. Es lo que los nutricionistas ortomoleculares llamamos impacto celular.
¿Y por qué es necesario provocar ese impacto celular? Sobre esta cuestión se fundamenta gran parte de la terapia ortomolecular. Por un lado tenemos como consecuencia del estilo de vida y la alimentación actual el desarrollo de trastornos de origen crónico e inflamatorio debido a la enorme cantidad de xenobióticos que introducimos en nuestro cuerpo. Esta acumulación que roba al organismo nutrientes, acaba con el tiempo produciendo desnutrición celular, lo que deriva en deficiencias que provocan la necesidad de cubrirlos con dosis óptimas de nutrientes para devolver la capacidad de equilibrio al organismo.
Las vitaminas son los grandes cofactores de numerosas funciones que se producen en el interior de la célula, si ésta no encuentra la cantidad de nutrientes necesarios que le permitan realizar sus funciones de forma eficiente, necesitará entonces introducirlos desde el exterior y todos sabemos que esto con el tipo de alimentación industrializada que llevamos en la actualidad y el estilo de vida estresante que nos acompaña, nunca se produciría si no fuera con la ayuda de estos nutrientes de forma exterior.
Es en dependencia de los factores individuales (estado de salud, fármacos que se ingieren, etc), estilo de vida y alimentación que se personalizan estas dosis, no llegando prácticamente nunca en el tratamiento de apoyo a enfermedades crónicas a dosis súper elevadas o peligrosas para la salud como muchos creen erróneamente. Las dosis de nutrientes (ya sean vitaminas, minerales, aminoácidos, etc.) se emplean en la nutrición ortomolecular de forma segura y sin peligro alguno, teniendo en cuenta que una pequeña dosis por encima de la RDA es lo que devuelve en la mayoría de los casos, el equilibrio perdido a la célula. Lo que le permite volver a estar en funcionamiento eficazmente y hacer frente con mayor eficiencia al organismo a cualquier cosa que deba enfrentarse.
En nutrición ortomolecular se hablará por tanto siempre de dosis óptimas y solamente de megadosis en casos especiales en los que solamente son aplicadas dosis elevadas de estos nutrientes bajo estricto control médico (normalmente por licenciados en medicina y por vía endovenosa y no solamente oral) y para el tratamiento de enfermedades agudas específicas como apoyo a los tratamientos de medicina alópatica (siempre y cuando se considere necesario) en caso contrario se administrarán dosis igualmente óptimas sin llegar a ser mega dosis peligrosas como muchos desconocedores de la nutrición ortomolecular creen que se emplean sin más.
En cuanto al tiempo de toma de estos suplementos dependerá de cada caso en particular, pero gracias a la alta biodisponibilidad y eficaz penetración celular de los nutrientes empleados en la nutrición ortomolecular, se administran durante un tiempo mucho menor por ejemplo a lo que se hace con medicamentos normales (fármacos). Son las propiedades específicas, la calidad y las dosis óptimas las que hacen posible los resultados rápidos y visibles de la nutrición ortomolecular.
Hablar si más propiedad sobre la nutrición ortomolecular clasificándola sin conocimiento ninguno como una terapia de megavitaminas peligrosa es un grave error que demuestra la ignorancia y falta de información contrastada al respecto.
Incluso en la nutrición ortomolecular existen límites de dosis para ciertos nutrientes, teniendo muy cuenta que ciertas sustancias en dosis elevadas o megadosis pueden repercutir negativamente en la salud si son empleadas sin control y sin un criterio que las justifique. De ahí que un nutricionista ortomolecular sepa exactamente qué dosis puede recomendar de cada nutriente sin ocasionar ningún tipo de peligro para la salud de sus pacientes. Muy por el contrario de lo que se extiende bajo la oscuridad de la ignorancia y el miedo, un profesional de la ortomolecular no prescribe megadosis (porque lo hace en dosis óptimas) sin poner en peligro la salud de nadie.
El paciente debe saber y conocer por tanto que cualquier suplemento que su nutricionista ortomolecular le pueda recomendar, será en primer lugar en dosis óptimas seguras y en segundo lugar de una calidad extraordinaria, siendo todos los nutrientes recomendados de alta penetración celular, sin aditivos, sin gluten, sin lactosa, sin azúcares, con una alta biodisponibilidad y con la seguridad de que devolverá el equilibrio celular perdido fortaleciendo su salud bajo todos los estándares y protocolos de seguridad empleados en la terapia ortomolecular.
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