Te damos algunas claves para evitar que la Navidad sea el detonante de una ruptura indeseada.
Rebaja las expectativas, aumenta la tolerancia
A menudo, nuestras expectativas en torno las vacaciones de Navidad son altas y, al mismo tiempo, esperamos cumplir con todos los compromisos sociales. Antes de nada. Rebaja las expectativas, tanto en lo que concierne a ti como al resto.Es habitual que ante situaciones de este tipo en las que se supone que debes ser feliz y pasártelo en grande, sientas una presión añadida. No te obsesiones. Las celebraciones son ocasiones para compartir con los tuyos pero, si las dejas desprovistas del simbolismo, simplemente son jornadas por las que debes pasar. Igual que sucede el resto del año.
¿A qué un lunes lluvioso de trabajo no tienes unas altas expectativas y, de hecho, te has preparado para lo que venga? ¿No ha sucedido que, al final, estos días han resultado ser mejor de lo que imaginabas?
Aumenta tus niveles de tolerancia también en Navidad y no te tomes demasiado en serio -ni tampoco a los demás-. Piensa en que, como ese lunes lluvioso, pasará. ¡Incluso puede que sea uno de esos días en los que te sorprendes pasándotelo en grande! ¿Quién sabe? En el caso de que sea tu pareja la que suele tener unas expectativas altas con respecto a estas fiestas, resulta imprescindible que os sentéis a conversar y lleguéis a acuerdos y un reparto de tareas.
Relativiza la situación para evitar una ruptura de pareja
A las expectativas personales, se le une esa bendición que, en ocasiones, es también una maldición: la familia propia y la política. La familia es una de las bases más sólidas de nuestra sociedad pero también uno de los principales caldos de cultivo de frustraciones, rencillas antiguas e incluso traumas o relaciones tóxicas.En el caso de las familias políticas cuando se tienen hijos, la situación se agrava puesto que se trata de un compromiso del que no se puede huir. ¿La clave? Relativiza y piensa que, en el fondo, cada persona es diferente y que no estás junto a esas personas por ellas sino por tu pareja y porque tus hijos puedan disfrutar de sus parientes.
Asimismo, recuerda que aunque puede que tu pareja se comporte de una manera diferente o que asuma roles que sabes que no le corresponden, se trata de unas dinámicas aprendidas desde la infancia muy difíciles de romper. Ármate de paciencia.
Y si nada de eso funciona: negocia
La negociación debería ser la principal vía para evitar una ruptura de pareja pero, por si hasta ahora no has empleado esta técnica, negocia en última instancia. Para ello se deben sentar las bases en función de las necesidades de cada pareja. Es diferente el caso de una pareja que no tiene hijos que otra que sí. También es diferente que los hijos ya se hayan emancipado o que aún se trate de niños. En cualquier caso, la negociación es siempre el primer paso para el entendimiento.¿No sabes cómo evitar la ruptura de pareja? ¡Contacta con nuestros especialistas en psicología!
Autora: Álex Bayorti (colaboradora de nuestro blog)
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