"Trabajar" para conseguir un sueño



¡Hola artefiliáticos!

Ya estamos por aquí de vuelta, os pedimos disculpas por todo este tiempo estando ausentes, pero os informábamos que la espera en algunas ocasiones merece la pena, siempre y cuando la meta así lo sea, y esperamos que con esta nueva entrada os ayude en la medida de lo posible en ese campo tan complejo como son los deseos, tan abstractos pero a la vez tan sencillos. Recordad que somos de contrastes. ¿Estáis listos?, pues manos a la obra.



Si recordáis en entradas previas, las primeras imágenes de los posts son cruciales para el desarrollo de la entrada, en nuestro caso emplearemos la metáfora del diente de león, la razón es muy sencilla, muchos de nosotros nos dirigíamos a los campos para “agarrar” esas pequeñas “esferas” que con sólo cogerlas se iban desvaneciendo, perdiendo las pequeñas estructuras que crean la gran estructura, todo por tenerlo entre nuestros dedos, pedir un deseo hacia nuestros adentros y sacarlo hacia afuera con un soplido, con el deseo (valga la redundancia), que nuestro deseo inicial se haga realidad.



Retomando lo dicho previamente, quisiera hacer un inciso en esta entrada, como os comentaba anteriormente, aunque el diente de león se empiece a desvanecer cuando lo arrancamos, seguimos teniendo la esperanza de que a pesar de esas pérdidas, nuestros sueños aún pueden hacerse realidad, nos pasa de forma consciente o de forma inconsciente, pero lo importante, es que a pesar de los daños, de los golpes o de las pérdidas, seguimos manteniendo la esperanza, seguimos luchando, “trabajando” por conseguir aquello que realmente queremos conseguir y disfrutar a pesar de las adversidades.



Por lo que, el primer paso para conseguir un sueño, es saber lo que queremos conseguir, es decir, concretarlo y a partir de ahí debemos operativizar los pasos que debemos realizar para conseguirlo, siempre bajo la influencia de nuestra esencia esperanzadora. Para la definición de los pasos, tuve una idea un tanto metafórica que me gustaría compartir con vosotros.



La mayoría de nosotros alguna vez en nuestra vida hemos usado alguna hucha para ir ahorrando poco a poco, consiguiendo de este modo la acumulación de la suficiente cantidad monetaria para conseguir algo que previamente queríamos conseguir (a veces no, a veces ahorras para tener algo que no planeabas, pero debido al trabajo del ahorro podemos conseguir aquello que se nos ha presentado de manera imprevista).

Ese funcionamiento me llevó a pensar la siguiente idea: El mecanismo al fin y al cabo es el mismo, el del ahorro y el ir trabajando con pequeños pasos para conseguir aquel sueño/deseo que queremos conseguir, la única diferencia es que en el ahorro, los pequeños pasos son monedas/billetes que se van acumulando poco a poco para que cuando esa hucha se llene, podamos comprar aquello que queremos conseguir.



Por tanto, siguiendo con esta metáfora, el recipiente que empleamos como hucha sería nuestra vida, el mensaje que ponemos en el exterior del recipiente es el sueño definido que queremos conseguir y en vez de introducir monedas, introducimos trozos de papel que reflejen los primeros pasos que debemos llevar a cabo para conseguir ese gran sueño, por lo que, definimos los pequeños pasos de uno en uno, y cuando hayamos conseguido uno de ellos, lo introducimos dentro de esa hucha.



Todo lo dicho durante esta entrada teóricamente parece algo bonito, una preciosa metáfora, pero os confieso y me dirijo a vosotros más de “tú a tú”, que quería compartir con vosotros esta idea porque en muchas ocasiones sabemos con total certeza aquello que queremos conseguir, pero no sabemos como hacerlo, e intentamos conseguir ese gran sueño en un sólo paso, promoviendo así sentimientos de frustración y en algunas ocasiones “deseos” de abandono. Personalmente, el método de los pequeños pasos, simplifica el camino para llegar a nuestra meta, además de ir fortaleciéndonos y reforzándonos el hecho de ir consiguiendo pequeños objetivos y superando pequeños retos.



También, soy de las que opinan, que el hecho de ir viendo esa “hucha” llenarse de los pequeños pasos conseguidos, motivan y alientan a cada uno de nosotros y nos recuerda por lo que estamos luchando por si en algún momento tenemos alguna recaída y deseamos cortarnos las alas, evitándonos nosotros mismos echar el vuelo.

En entradas posteriores, os comentaba que una de las características/propiedades del arte, es la permanencia de la obra, en pocas palabras, el arte no es sólo decoración, ponerlo en un sitio y ya está, cuando adquiere connotaciones terapéuticas, podemos echar la vista atrás observando aquello que estamos creando, saber de donde venimos y hacia donde vamos, recordando quienes somos y que queremos en nuestra vida. Algo importante, creo.



Muchas huchas tienen llave o una especie de tapón, para abrirla cuando hayamos obtenido todo el dinero necesario para comprar aquello que queremos conseguir, por lo que, es importante no perder esa llave o romper ese tapón que nos impida acceder a nuestros sueños, por lo que retomando la metáfora y lo que hemos dicho previamente, dicha llave somos nosotros, nosotros mismos tenemos esa capacidad de decidir si somos obstáculos o facilitadores con respecto a nuestras metas. Es importante tenerlo en cuenta porque de nada sirve que la hucha la tengamos llena si no podemos abrirla.



Esperamos que la espera haya valido la pena, vosotros sois los jueces. No olvidéis de donde venís y a donde queréis llegar y si esta pequeña entrada )mostrando un nuevo método para conseguir nuestras metas), os aporta un pequeño grano de arena en vuestras vidas, estaremos más que satisfechos.

Hasta luego avión del miedo

Fuente: este post proviene de Diario De Una Terapeuta, donde puedes consultar el contenido original.
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